El Clásico del Astillero volvió a tener predominio amarillo pues Barcelona SC goleó 0-4 de visitante, en el estadio George Capwell, por la fecha 28 de la Liga Ecuabet, en un encuentro que tuvo que interrumpirse en el segundo tiempo.

Un primer tiempo lleno de emociones se vivió en el segundo partido inmortal del año, duelo en el que sin duda los canarios comenzaron mejor desde el arranque.

La inclusión de un tercer volante, como lo es Leonai Souza, en el esquema táctico de Ismael Rescalvo, le ayudó a los visitantes a tener el control del balón, recuperar en altas zonas del terreno y atacar con mayor claridad.

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Y fue tanto el buen inicio de los toreros, que el primer tanto llegó a los 4 minutos. Souza recuperó el esférico al borde del área, tras una mala salida de Alfonso Barco, habilitó a Bryan Carabalí, este último centró y Octavio Rivero definió de derecha para el 1-0 transtorio.

A partir de ahí, los dueños de casa trataron de hacerse con la posesión, pero siempre se lo vio solo a Christian Cueva, que siempre tenía que bajar hasta la mitad de la cancha para recibir pelota.

Barcelona se lo vio más calmado en la salida desde abajo y luego de una gran jugada colectiva encontraron la segunda. Joaquín Valiente comenzó a tirar paredes con el mediocampista brasileño y Jhonny Quiñónez, quien filtró un balón para el uruguayo que terminó definiendo de gran manera para el 2-0.

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En los minutos de descuento de la primera parte llegaría la jugada polémica. Los azules lograron descontar por medio de José Angulo. En primera instancia, el tanto fue convalidado, pero tras revisión del VAR este se anuló. Con el uso de la herramienta, los colegiados dictaminaron posición adelantada de Luis Caicedo, quien estaba por delante de la línea del golero Ignacio de Arruabarrena, lo que causó que la anotación no suba el marcador.

Incidentes en el graderío provocaron a ratos pausa en el partido y por eso el primer tiempo se dilató hasta jugarse aproximadamente hasta el minuto 60.

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En el segundo tiempo el Bombillo salió con más decisión. Salió a proponer y se vio mejor con las variantes que hizo el profesor Guillermo Duró.

José Cevallos le dio algo más de marca en el mediocampo, mientras que en la ofensiva el experimentado Jaime Ayoví generó algunas faltas favorables a Emelec cerca del arco defendido por de Arruabarrena.

Los amarillos, de su lado, cedieron la posesión del balón y trataron de jugar al contragolpe con un Bombillo empeñado en descontar al menos en el tanteador, lo que no ocurría hasta pasados los 60 minutos de juego.

El partido se detuvo al minuto 62 luego de que la barra lanzara objetos al arco amarillo, pero se reanudó de inmediato.

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Barcelona sacó a Jhonny Quiñónez y en su reemplazo entró Byron Castillo, mientras que en Emelec ingresó Jean Carlos Quiñónez por Maicon Solís.

El Bombillo entró en la dinámica de trasladar el esférico al área rival, pero las llegadas no eran peligrosas.

Casi al minuto 72 el cambio de Ismael Rescalvo evidencia efecto, pues Byron Castillo fue objeto de una falta penal que Janner Corozo canjeó por gol al estilo Panenca.

Eso ofuscó a los jugadores azules hubo incidentes entre eléctricos y canarios en la cancha, mientras que desde la Boca del Pozo seguí el lanzamiento de objetos hacia el arco del portero barcelonista.

En cancha la Policía intervino, pues el altercado entre Fernando León e Ignacio de de Arruabarrena fue fuerte.

El peruano Cueva (ya en la banca) y Castillo, recién ingresado, vieron la roja. Otro azul fue expulsado fue Luis Caicedo, pero tras revisión en el VAR, eso se revirtió.

Rescalvo cambió a Joaquín Valiente por Brian Oyola, para refrescar el mediocampo. El lanzamiento de objetos se mantuvo y eso provocó la paralización del encuentro al minuto 80.

El cotejo se suspendió en el minuto 74 y ya con el graderío de la avenida Quito desalojado se reanudó tiempo después. Solo quedaron allí algunos policías.

Y aunque en el resto de localidades hubo gente que se fue, las gradas no se quedaron vacías en su totalidad.

Transcurrió el tiempo y el árbitro pitó una falta penal en contra de Oyola. Él mismo cobró el tiro y puso la cuarta conquista del partido.

A esas alturas lo que empezó como una fiesta deportiva perdió el sentido. El protagonismo pasó de la cancha al mal comportamiento de ciertas personas en las gradas.

La alegría propia de un partido de fútbol se opacó, porque incluso los hinchas que se quedaron en el estadio no estaban concentrados ya en el cotejo sino preocupados en que al salir del reducto algún mal llamado hincha siga con actos violentos y eso ponga en peligro la integridad física de alguien.

¿Niños de hasta dos años sin boleto? Ese fue el llamado del Club Sport Emelec antes de este juego tan esperado, sobre todo en Guayaquil.

Pero si al inicio del partido hubo familias que llevaron a los pequeños al Capwell, probablemente después de los incidentes no quedó uno solo.

Al final ganó Barcelona, pero perdió el orden. La alegría familiar de disfrutar de un partido de fútbol con las garantías mínimas. (D)