Los equipos del Astillero cierran una temporada más en silencio, sin celebraciones, con solo recuerdos de lo que fue una década plagada de títulos para Emelec o la alegría que se ve cada vez más lejana de Barcelona SC luego de su primera conquista en la Liga Pro en 2020, la última corona en un laureado palmarés.
Problemas económicos, decisiones dirigenciales y planteles “livianos” fueron la tónica de los cuadros del Astillero a lo largo de la temporada 2024, un año que empezó para azules y amarillos con promesas de pelear títulos y ser protagonistas en copas internacionales, pero muy distanciados de conseguirlo en la cancha, agobiados los dos clubes por los apuros desde la cúpula dirigencial.
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Luego de una década gloriosa, con cuatro títulos azules, incluido un tricampeonato entre 2013 y 2015, el presente es de “vacas flacas” para el Bombillo, que pasó más de un sofocón este año con las paralizaciones de su plantilla en reclamo de sueldos adeudados, sumada a esto la pérdida de puntos por incumplimientos económicos ante la Ecuafútbol, traducido a lo deportivo en escasez de buenos resultados, rozando la zona del descenso en la tabla acumulada y como colista de la segunda etapa de la Liga Pro, una de sus peores actuaciones en la historia en una fase o etapa del campeonato, algo que ni siquiera sucedió en el descenso de 1980, cuando el equipo millonario se fue a la serie B como penúltimo en la tabla de posiciones, noveno entre diez clubes.
La responsabilidad técnica de la temporada recae sobre el colombiano Leonel Álvarez, al no lograr levantar al equipo luego de la salida del también cafetero Hernán Torres, pero la carga dirigencial va sobre José Pileggi, quien dejó al equipo en octubre “por motivos personales”, reemplazado por César Avilés Vargas-Machuca, dirigente cuestionado sobre el final del año por su gestión, con pedidos de llamado adelantado a elecciones.
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Para Barcelona, el año comenzó con anuncios rimbombantes. “No tendremos contrataciones chimichurris”, dijo el presidente Antonio Alvarez, elegido tras una intervención de la Federación Ecuatoriana de Fútbol y el Ministerio del Deporte, entidades que no reconocieron el proceso eleccionario desarrollado a fines del 2023.
La temporada de los toreros no fue menos complicada que la de su rival de patio y, aunque peleó el torneo, no logró llegar a la final, solo sellar su boleto a la fase previa 2 de la Copa Libertadores, como tercero del balompié ecuatoriano.
En filas del Ídolo duró poco el “proyecto de refundación” anunciado en septiembre por la directiva y el técnico argentino Ariel Holan, contratado en abril para sustituir al uruguayo Diego López, pero fuera del equipo en octubre tras una serie de malos resultados.
Con estas decisiones controversiales en el manejo del equipo llegó también en agosto la salida de uno de sus últimos referentes e ídolo: Damián Díaz.
“Era necesario sacarlo porque le estaba haciendo mal al equipo”, declaró el presidente Alvarez, con el silencio cómplice del club ante la rescisión de contrato para el líder del medio campo torero en los títulos del 2012, 2016 y 2020, la última alegría del equipo ídolo del Astillero.
En lo futbolístico, Barcelona SC y Emelec terminaron la temporada 2024 con realidades opuestas: los azules al fondo de la tabla con ocho partidos sin triunfos, mientras que los amarillos levantaron al mando de Segundo Castillo para sumar una serie de siete partidos sin derrotas.
Salva el año para los toreros la clasificación a la Copa Libertadores, pero en líneas generales su presente es reflejo de la decadencia de dos de los clubes “grandes” del fútbol ecuatoriano. (D)