Diferentes reacciones hubo en la prensa escrita de Colombia, luego de la derrota 0-3 ante Uruguay por la fecha 3 de las eliminatorias mundialistas, pero todas coinciden en que fue dolorosa y deja muchas interrogantes.
Y, claro, con la cabeza. A diferencia del comienzo de los partidos anteriores, y como no debería pasar el próximo martes frente a la selección ecuatoriana, el equipo nacional no aplicó el toque y voy.No se dieron cuenta de que las defensas compactas se rompen a través de la rotación, de ir para un lado, después para el otro y de dar la vuelta hasta que aparezca una fisura y se pueda entrar.La salida de Barrios también permitió que James Rodríguez, un poco anclado en la banda derecha, tuviera la libertad de moverse y de asociarse, y que Díaz, delgadito y muy rápido, le ganara muchos duelos a un Martín Cáceres infatigable y al que no le importó que lo pasaran, pues siempre regresó a su posición inicial.No hubo modo, tampoco ideas, para quebrantar la maraña que armó el visitante con su superioridad numérica y Colombia, que frente a Venezuela lució tan fuerte (claro, era otro rival), fue pasiva, imprecisa, desorganizada y muy endeble.Ya en el segundo tiempo el inicio de la selección fue mejor, con cambios de ritmo, desmarques y más ganas. Pero todo menguó con el robo de Betancur a James Rodríguez, la falta de Jeisson Murillo en el área sobre el jugador de Juventus y el cobro impecable de Luis Suárez al palo izquierdo de David Ospina (el arquero fue al otro). Otro golpe a las costillas de un equipo que apenas se estaba levantando.Y ya por segunda vez en la lona, costó más asimilar lo que estaba sucediendo. Entonces Queiroz fue lúcido con el ingreso de Alfredo Morelos por Luis Fernando Muriel, pero se obnubiló al mandar a la cancha a Edwin Cardona, pues el jugador de Boca Juniors le quitó espacios a Rodríguez y dio la impresión de que los dos, muy talentosos, se pisaron de cuando en cuando.El potente remate de Darwin Núñez, imposible para Ospina (nadie lo presionó para que no sacara el latigazo), culminó el peor partido de Colombia en Barranquilla, la derrota más dura en el Metropolitano, que se suponía era un fortín, y el primer gran traspié de Queiroz al mando de la selección.Ahora, dejando este funesto episodio atrás, que sería lo más sano cuando apenas comienza esta eliminatoria, se viene Ecuador en la altura y un rival que suma dos victorias consecutivas y que a esta Uruguay la superó de una forma magistral y con un planteamiento acertado de Gustavo Alfaro.Para ese encuentro Queiroz no podrá contar con Yerry Mina, expulsado en los últimos minutos frente a los uruguayos -cerrando un día para el olvido- y sí con Dávinson Sánchez, que no estuvo en Barranquilla tras haber llegado tarde a la concentración (por el nacimiento de su hijo). Ya dependerá del portugués quién deba acompañar al hombre de Tottenham: Murillo o William Tesillo.Pero lo más relevante, más allá de los nombres en el estadio de Liga de Quito, es no romper con el método y seguir al pie de la letra su ejecución. Claro, y tener el don de la improvisación cuando las cosas lleven por ese camino. Hay que recordar que, como dijo Haruki Murakami (Kioto, 1949), uno nunca es el mismo después de salir de una tormenta. Y que para eso están las tormentas, para dejar un precedente y, en este caso, para agarrarse a la memoria y repasar lo bueno que se hizo y que se puede volver a hacer.El dolor de la goleada contra Uruguay -y lo malo del partido- mermará con un buen resultado en la capital ecuatoriana, no se olvidará, por supuesto, pero sí apaciguará a un equipo que tiene las herramientas y que solo debe aprender a usarlas en distintas situaciones. (D)","isAccessibleForFree":true}
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Para colombianos, la derrota que sufrió Uruguay en Quito, ante Ecuador (4-2), les sirvió de lección.
Diferentes reacciones hubo en la prensa escrita de Colombia, luego de la derrota 0-3 ante Uruguay por la fecha 3 de las eliminatorias mundialistas, pero todas coinciden en que fue dolorosa y deja muchas interrogantes.
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El estratega uruguayo estaría en planes de los argentinos que buscan un DT.
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