Dicen que los mejores recuerdos se acumulan cuando somos niños o jóvenes y que cuando son productos de esfuerzo, dedicación y disciplina, no se olvidan nunca porque están, además, acompañados de intensas emociones y finales felices. Estos episodios se vivían en torneos escolares y colegiales del deporte, que como se comentó la semana pasada, reviven algunos gratos pasajes.