En tiempos en que hay dos bandos con posturas irreconciliables en el directorio de la Federación Ecuatoriana de Fútbol –uno de tres vocales, liderado por Francisco Egas; el otro de seis, el grupo que por mayoría removió a Egas de la presidencia el pasado 24 de abril, con Jaime Estrada a la cabeza– y la inestabilidad institucional del ente no parece tener fin, el acercamiento a antagonistas de Egas podría ser el camino para intentar acabar con la pugna por la presidencia.