Los números, fríos e irrebatibles, castigan desde hace 18 meses a Antonio Valencia (35 años, en agosto). Le vienen jugando en contra. El conteo de cifras negativas arrancó en su último semestre en Manchester United –de donde salió en silencio– y se incrementó durante su discreto paso de 371 días por Liga de Quito, club en el que se enroló en un publicitado retorno a Ecuador.