Red Bull protagonizó, para mal, el Gran Premio de Austria. Max Verstappen abandonó por un problema en la electrónica de su RB16 que todavía no tiene explicación oficial, pero que volvió el coche inconducible, y Alex Albon acabó en la grava cuando intentó adelantar a Lewis Hamilton. El británico fue sancionado con cinco segundos y es el epílogo de un fin de semana de trifulcas, reclamaciones y penalizaciones entre la firma energética y Mercedes. Primero consultaron si el DAS (Dual Axis Steering, revolucionario sistema hidráulico de Mercedes) era legal, con un contundente sí de la Federación Internacional del Automóvil. El domingo por la mañana reclamaron hasta que Lewis fue sancionado en la parrilla (se saltó una bandera amarilla el sábado). Y todo termina con el toque al tailandés, que arruinó una factible victoria en Spielberg.