Hay malas noticias para la Bundesliga: este martes, el Bayern derrotó como visitante al Borussia Dortmund y le sacó 7 puntos de ventaja. Con un agregado: sigue optimizando su funcionamiento y es casi invencible en Alemania. A falta de sólo 6 jornadas para bajarle el telón al campeonato, el cuadro que hicieron grande Gerd Müller y Franz Beckenbauer roza ya su octava corona consecutiva. La decimoquinta desde el 2000 hacia acá. Los demás se reparten las sobras. Y si gana la Copa de Alemania -está en semifinales- hilvanará la decimoprimera también desde el inicio del nuevo milenio. Semejante supremacía, algo que no se da en las demás grandes ligas, conspira contra el plan maestro de convertirla en una liga global. El aficionado neutral pierde interés, prefiere ver otro fútbol, en éste gana siempre el mismo. Algo semejante ocurre en Italia con la Juventus, que además de su habitual poderío tiene un idilio eterno con los árbitros. Antes de cobrarle un penal en contra, un árbitro se corta las venas. Aunque en Italia, al menos, hay otros poderosos (dormidos) como el Inter, el Milan y una segunda línea fuerte encabezada por la Roma, la Lazio y el Napoli (desde Maradona en adelante); siempre queda la esperanza. En cambio, en la patria de Beethoven está el Bayern, un par de escalones más abajo el Dortmund y luego el páramo. En otras épocas era más repartido, terciaban el Colonia, el Schalke, el Hamburgo, el Stuttgart. Son vientos que ya no soplan, ríos secos.