The Last Dance (El Último Baile). Quizá duela la desmitificación con toda su crudeza del mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, pero la serie de Netflix y ESPN resulta un grandioso ejercicio de realismo. Detrás de cualquier héroe, por muy bueno y cercano que parezca, hay un ser humano con sus obsesiones, sus miedos, la proyección de sus demonios, las pruebas a las que inexorablemente te somete la vida. Da igual que fuese fumador, bebedor o jugador de casino, cuando jamás se reveló de manera tan palmaria como funciona la mente obsesiva de un ganador empedernido, de un talento descomunal mezclado con una fuerza de voluntad a prueba de bomba, que se exige y exige, que lidia con la presión de su leyenda y con el asesinato de su padre, que ríe, que llora...