Patadas, puñetazos y gruñidos resonaban en el escenario vacío. Se oía como nunca a entrenadores, comentaristas y los clics de cámaras. La sangre, el sudor, los ojos golpeados y las mascarillas marcaron el regreso de la UFC, la primera disciplina importante que reanudad su actividad en Estados Unidos desde que el coronavirus paralizó buena parte del país durante casi dos meses.