"Ningún equipo es invencible", asegura una sentencia futbolera. Y es verdad sacrosanta, el reciente Liverpool 2 - Atlético de Madrid 3 es el paradigma perfecto de que todo puede suceder en fútbol. Un grupo de buenos jugadores, en óptimo punto físico, táctico y anímico puede vencer a cualquier formación, por poderosa que esta fuere o superior que parezca, si la toman desprevenida o en una jornada errática. La motivación y la mística son tópicos esenciales en este juego y varían de un partido al otro. De allí la irregularidad o los resultados sorprendentes que se dan cotidianamente. En fútbol no siempre gana el mejor sino el que está mejor ese día.