Uno de los sucesos más renombrados en la historia del fútbol mundial es el denominado Maracanazo. Ocurrió en la última fecha de la Copa del Mundo de 1950, cuando el 16 de julio Uruguay derrotó 2-1 al archifavorito y anfitrión Brasil.
Sobre la jugada aciaga un periodista radial le consultó y Barbosa dijo: “Llegué a tocarla (la pelota), creí que la había desviado. Escuché el silencio del estadio y tuve que hacer un esfuerzo para mirar para atrás. Ahí me di cuenta de que el balón estaba adentro. Un frío paralizó mi cuerpo y sentí que todos me miraban a mí”.El entrevistador hizo silencio y después de unos segundos sentenció: “No te miraban Barbosa, lloraban por ti”. Así se acabó la entrevista. Afirman que el exguardameta bajó la cabeza y respondió algo que no salió al aire: “La gente necesitaba un culpable y ese fui yo”.Hay muchas anécdotas tristes que Barbosa vivió en carne propia, como cuando en una fila de un supermercado, una señora le dijo a su hijo: “Mira, este es el hombre que un día hizo llorar a todo Brasil”. El gran Barbosa de a poco se fue convirtiendo en una sombra, en un fantasma visible.Es conocido que durante las eliminatorias al Mundial de Estados Unidos 1994, y con clasificación en riesgo, el técnico Parreira y su asistente Mario Zagallo, se enteraron de que Barbosa haría una visita al plantel de Brasil. El cuerpo técnico se asustó, entró en pánico, y ordenó que de ninguna manera lo aceptaría. No querían que un desafortunado pudiera contaminar con su mala suerte a sus jugadores. A Barbosa solo le quedó tomar la retirada.Moacyr Barbosa Nascimento, nacido en marzo de 1921. De cuna humilde, lavaba vidrios en el Laboratorio paulista de Biología. Lo hacían tapar en el equipo de la compañía, hasta que comenzó sus andanzas por el fútbol profesional en el pequeño el Ypirangá, de la liga de Sao Paulo. Luego un scout del Vasco da Gama se lo llevó para Río y al poco tiempo se convirtió en ídolo. Su convocatoria a la selección vino pronto, por sus condiciones técnicas; ágil, saltaba mucho y seguro de manos. Todo era color de rosa, hasta el fatídico 16 de julio de 1950.Barbosa falleció el 27 de abril de 2000, en Praia Grande, a los 79 años, por un derrame cerebral. Vivía solo después de la muerte de su esposa, en 1997. El Vasco da Gama le dio una mínima ayuda. Al entierro fueron 30 vecinos de barrio, no acudió ningún dirigente del fútbol de Brasil, ni autoridades. Teresa Borba, una amiga que lo asistió en sus últimos días, cuenta que antes de que muera, repetía “no fue mi culpa, éramos once”.En mi investigación hallé que algunos escritores y periodistas intentan reivindicar a Barbosa. Toda esa tendencia arrancó con el famoso periodista Armando Nogueira, que escribió: “Barbosa fue la persona más maltratada de la historia. Era un arquero magistral. Hacía milagros desviando con mano cambiada. El gol de Ghiggia le cayó como una maldición. Cuanto más pasa el tiempo, más lo absuelvo”.Para encontrar mayores explicaciones busqué al historiador ecuatoriano Alberto Sánchez Varas, quien mantiene una tesis que no conocía. Dice que las principales causas fueron que el periodismo de Río había creado un ambiente exageradamente triunfalista. Los dirigentes atosigaron y presionaron a los jugadores antes del partido, y que el entrenador Costa pensaba más en una segunda candidatura a alcalde de Río. También identifica el error de cobertura del defensa Bigode sobre Ghiggia y que se buscó un culpable para distraer y disminuir la brillante y valiente actuación uruguaya en 1950.En fin, una triste historia. Como epílogo agrego una frase de Barbosa que retumba más con los años: “La pena máxima en Brasil son 30 años de cárcel, pero yo he estado pagando una pena de 50 años por un crimen que no cometí”.En su laberinto emocional nunca entendió por qué perdió todo; su único capital, que era el cariño del hincha. Cuando supo que la CBF cambiaría los arcos del Maracaná pidió que le den las maderas. Barbosa las quemó. La gente lo interpretó como aceptación de su culpa. Ningún esfuerzo le sirvió en vida para quemar el desprecio popular. Eso sí, confío en que post mortem, la razón lo reivindique para situarlo como uno de los mejores arqueros del fútbol de Brasil. (O)","isAccessibleForFree":false,"hasPart":{"@type":"WebPageElement","isAccessibleForFree":"False","cssSelector":".paywall"}}
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Hasta después de muerto en Brasil lo culpan por la derrota.
Uno de los sucesos más renombrados en la historia del fútbol mundial es el denominado Maracanazo. Ocurrió en la última fecha de la Copa del Mundo de 1950, cuando el 16 de julio Uruguay derrotó 2-1 al archifavorito y anfitrión Brasil.
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Este será el tercer choque que toreros y rayados tengan en este certamen. Previamente se han enfrentado tan sólo en dos ocasiones, ambas el en 2020.
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