La historia de frustraciones de Barcelona en el estadio de Quito estuvo a punto de cambiar cuando al minuto 82, con el marcador 1-1, y el árbitro Franklin Congo sentenció un penal por falta de Lucas Villarruel sobre Jonathan Álvez. Euforia total en los canarios. La ‘maldición’ que comenzó un 5 de octubre de 1997 parecía próxima a terminar.