El 2019 se convirtió en un año de una larga espera para conocer a quien debería ser el DT de la Selección –inclúyase el tiempo del Bolillo Gómez, ligado a la Federación por un contrato sin sentido e inoportuno, cuya permanencia frente a la Tricolor no coincidía con los principios que tanto promocionaron los nuevos directivos de la FEF–.