Duros momentos, con llanto, fueron los vividos por Jonathan Morocho cuando cumplía 11 años, allá en el 2012. Era apenas un niño y dejaba su natal El Carmen, Manabí, para ‘encerrarse’ en un complejo en Chillo Jijón (nororiente de Quito), sitio de concentración y entrenamientos de Independiente del Valle, el último campeón de la Copa Sudamericana.