Hubo austeridad, gastos medidos y el presupuesto remendado, porque ni los patrocinadores pagan lo que expone el rebote publicitario. Tampoco los aficionados fueron a alentar al equipo de Manta. Cuántas veces acompañamos al Delfín y veíamos con tristeza cómo a las gradas vacías las devoraba la soledad. Aunque no lo crean el silencio del cemento desalienta el espíritu de lucha, es como amar una causa sin testigos, es como un gol sin mallas y sin que nadie lo narre.