¿Hacia a dónde miraba este sábado el árbitro Roddy Zambrano cuando Antonio Valencia cometió un claro penal al derribar en el área al paraguayo Williams Riveros, del Delfín (el juego estaba 3-3)? Seguramente al mismo lugar al que veía el juez Luis Quiroz, en la final de ida, cuando Valencia le aplicó un planchazo a Bruno Piñatares y de inmediato llegó la acción del segundo gol de Liga de Quito. Es decir, a otro lado.