“No importa cómo empieza sino cómo termina…” La frase encaja tan a la medida de Colombia que molesta, desgarra. Como duele esa estadística que machaca el ánimo: tras un arranque de lujo, Colombia se fue de la Copa América invicto, con tres victorias, un empate y sin goles en contra. ¡Eliminado sin un sólo gol recibido…! Tiene gusto a sal. Ningún equipo había tenido un paso tan impecable en la primera fase, ni Brasil. Inmaculado en todo sentido: futbolístico, en los números y en imagen. Pocas veces una selección despertó tanta ilusión frente a un torneo y concita tal unanimidad acerca de su valía y sus capacidades. Sin embargo, se va rumiando bronca, buscando explicaciones.