Anfield fue Anfield… Todo lo que la mitología del fútbol le asigna al estadio liverpooliano se confirmó el martes en una noche que este deporte no olvidará. El fútbol inglés, menos. El epopéyico pase a la final del Liverpool corta la hegemonía española y lo reinstala en la cima, aun con la final pendiente. Anfield fue Anfield… Una vez ahí dentro, los 55.000 espectadores Reds hicieron caso omiso al 0-3 de la ida, desoyeron las adversidades de las lesiones de Salah y Firmino, no pensaron en Messi ni en Suárez y generaron un clima colosal, una atmósfera casi irrespirable para el Barcelona. Hinchas, jugadores, cuerpo técnico, entre todos crearon un ambiente de fabuloso positivismo. Y ese gol de Origi a los 6 minutos definitivamente lo tornó un infierno encantador. Todos se contagiaron del “vamos que ganamos” de nuestros hinchas criollos. Y fueron y ganaron. Un 4 a 0 inimaginable. Por el rotundo marcador de la ida y por la actuación de Messi en el Camp Nou.