El día que Guillermo Almada compareció en rueda de prensa para comunicar que abandonaba el proyecto del Barcelona, el presidente José Francisco Cevallos le dijo que le deseaba buena suerte y se dieron un abrazo. Demostraron que estaban dispuestos a superar cualquier diferencia en vista de que las circunstancias así lo exigían. Pero las interrogantes enseguida comenzaron a surgir. ¿Por qué un DT tras apenas jugadas ocho fechas del campeonato?, ¿cuáles fueron las razones para que Almada haya preferido olvidar aquella promesa que hace tres meses hizo, es decir, que no dejaba el proyecto hasta que no se cumpliera el último día de su contrato?