Se fue el Sudamericano Sub-20 de Chile con sensaciones muy dispares: euforia del campeón Ecuador; fracaso de Brasil, eliminado por segundo torneo consecutivo del Mundial; satisfacción de Argentina por su aceptable nivel de juego y porque le aparecieron jugadores; desilusión profunda del anfitrión Chile, que sigue sin ver surgir nuevos talentos; tranquilidad en Uruguay, que llega por séptima vez consecutiva al Mundial juvenil, aunque su excelente técnico Fabián Coito se fue, contratado por la selección mayor de Honduras. Más cardos que flores.