Todos nos preparamos el fin de semana pasado para observar la tan promocionada final del siglo entre Boca Junior y River Plate. Pero sin estar advertidos nos presentaron las degradantes imágenes de una revuelta callejera apasionada y salvaje, que demostraba todo su enojo contra el orden establecido, configurando una verdadera vergüenza mundial que cambió la fiesta por el terror. Fueron días de furia al estilo de un thriller psicológico.