Luis Enrique prometió una evolución más que una revolución cuando se hizo cargo de la selección española de fútbol tras el desastroso Mundial que hizo la "Roja" en Rusia, donde fue eliminada en octavos de final. Y luego de tres victorias en sus primeros tres encuentros, incluyendo un (2-1) frente a Inglaterra en Wembley y un 6-0 en casa ante Croacia, los aficionados españoles creían que los campeones del mundo en Sudáfrica 2010 podrían volver a sus glorias pasadas.