Hernán Darío Gómez, reconocido en el mundo del fútbol como el Bolillo, ha dividido nuevamente la opinión del aficionado ecuatoriano, algo similar que ya sucedió en el 2008, cuando era presidente de la FEF, Luis Chiriboga, que lo había propuesto para que tome nuestra selección, por la reacción negativa sobre su presencia, el colombiano al conocerla, por precaución expresó que descartaba volver a dirigir a la selección de fútbol del Ecuador, por el ambiente adverso que existía y razonaba “si hoy tengo el 50 % a favor y 50 % en contra, cómo será cuando por ahí pierda dos partidos seguidos”; claro que también le metió la culpa de esa campaña en su contra al vicepresidente de la FEF, en ese entonces el Ing. Villacís, a quien lo definió como un hombre que sufre de exceso de protagonismo y figurón, nunca faltan “los que dicen estupideces y lengua largas”, aseguró el DT colombiano; por supuesto Villacís le contestó enérgicamente que “nunca nadie le había faltado el respeto en sus años dirigenciales, pero consideraba que venía de un hombre mal educado”, en fin palabras más palabras menos; en el 2008 ya no pudo regresar el Bolillo y Carlos Villacís celebró tal decisión, pero hoy que preside la FEF, el mismo Villacís apuesta a que es el profesional ideal para dirigir el rumbo de nuestro fútbol, con miras a la Copa América del 2019 y el próximo Mundial del 2022 en Catar y ahí sí que nos quedamos sorprendidos que con estos antecedentes el mismísimo Villacís ahora se declare bolillero. Hay que recordar que en enero del presente año, se comunicó que el proceso para escoger al nuevo DT de la selección, iba a ser manejado por la comisión de selecciones, quienes declararon que tenían 18 preseleccionados, hasta hicieron público nombres conocidos que habían pasado el filtro, como eran: Luis Pinto, Víctor Vucetich, Ricardo Lavolpe, Gerardo Martino, todos ellos con una reconocida trayectoria y así la FEF nos puso a discutir sobre la importancia de contratar alguien que pueda trascender, en vista de las consecuencias que produce una mala contratación y el fracaso y perjuicio de no estar en el Mundial, amarga experiencia que acabamos de sentir al término del Mundial de Rusia.