Había empezado el partido siguiente, un día después, entre Brasil y Costa Rica, cuando en la Argentina aún ardían los últimos focos del incendio ante Croacia y se disputaba un Mundial aparte, el de memes hirientes, declaraciones estruendosas y titulares sarcásticos. Hay una dramatización exagerada en todos los países de las derrotas deportivas, especialmente en una Copa Mundial, y demasiado especialmente en la Argentina, donde se maximiza hasta el sufrimiento. Y en el resto de los países se disfruta bastante: cuando se trata de Argentina, no está mal ver un poco de sangre.