Hasta finales de los años 80, en las noches, eran habituales las largas colas que se hacían para ingresar al coliseo Voltaire Paladines Polo o al Abel Jiménez Parra (por el lado de la calle Capitán Nájera). El alboroto, que incluía venta y reventa de boletos, se producía por el interés causado por los partidos de básquet del torneo regido por la Federación Deportiva del Guayas. Tal era la presencia de público que los vendedores de comida colocaban sus puestos afuera de esas instalaciones.