El primer partido tras ganar el Mundial de Sudáfrica 2010 lo jugamos en Buenos Aires. Aquello fue un negocio entre Ángel María Villar (expresidente de la Federación Española de Fútbol) y Julio Grondona (extitular de la AFA) que nos cayó en malas fechas infames, en septiembre, cortos de preparación y de ganas, tras una de esas pretemporadas fatigosas que hartan de viajes a los jugadores.