<strong>Por PROF. Denis Dau Karam</strong>Los lectores interpretan y califican el estilo de cómo escribe cada columnista. Unos ‘devoran’ el texto desde su primera línea, algunos solo ojean el titular y dan vuelta a la siguiente página, y otros tantos después de lo leído y estar en desacuerdo desafían al firmante de la nota. Es una realidad ecuménica.Sin ser impreciso, el escribir es un honor y aun más a sabiendas de que todo lo que se describe corre vertiginosamente como el tiempo, como también el escritor debe tener más de un quintal de tolerancia. ¿Por qué? Porque un columnista <strong>es un jugador de letras</strong>, de testimonios, reflexiones, pensamientos y objetividad; como también debe despojarse en todo instante de ambigüedades y de tensiones dialécticas que experimenta la sociedad. Un columnista es un símbolo como lo puede ser también un villano en sus escritos.Y, ¿cuál es nuestro género? Partiendo de la educación recibida, el estar inmerso en el deporte por más de 60 años, en sembrar ideales y al tener la oportunidad brindada por Diario EL UNIVERSO de publicar cada sábado unas letras bajo el título “Didáctica del Fútbol”, la columna es sostenida con los siguientes indicadores:Elaboramos el contenido con terminología equilibrada, sólida y clara, para que el lector no deba ayudarse de un diccionario.Profundizamos el escrito con experiencias vividas, lo que la vista observa y las que se descubren en las tertulias.Simplificamos los halagos y exaltamos el esfuerzo infantojuvenil, como profesional, en logros que brillen como ejemplo para el país.Jamás nos inmiscuimos en la vida personal de los deportistas, nos alejamos de los chismes y damos la espalda a los vanidosos.Analizamos el tema sin causar dramatismo, ni tormentas.<em>Finalmente, redactada la nota extendemos el agradecimiento al Supremo Señor, que nos guía en cada escrito, y a ustedes lectores porque nuestras letras llegan a su memoria… (O)</em>