La maravillosa fiesta que se vivió en la reinauguración del estadio Capwell no fue tal para cientos de fanáticos del club azul. Molestias, frustración e indignación vivieron la tarde y noche del miércoles cientos de hinchas que, pese a haber pagado su boleto, no tuvieron asiento y su visibilidad del espectáculo, observándolo parado y entre apretujones, fue muy pobre.