La racha del (invicto del) Real Madrid se paró en 40, número bíblico. Se acabó en Sevilla, no podía ser en otro sitio. Estuvo a punto de pasar el jueves anterior (ante el mismo rival, por la Copa del Real), y ocurrió al fin el domingo pasado, gracias a una reacción rabiosa, en juego y fe, del Sevilla contra un gol de penal para mí poco convincente del Madrid.