El 16 de mayo anterior, en la sección Gran Guayaquil de diario EL UNIVERSO, apareció una crónica titulada ‘La empresa Reed & Reed y su labor que ayudó a desarrollar el campo educativo’, escrita por el maestro y periodista Germán Arteta Vargas en la que se mencionó el aporte comercial, industrial y deportivo que hicieron los hermanos estadounidesenses John Mark Reed y Robert Alan Reed.

En el último párrafo se señaló que ambos “promovieron y cultivaron el béisbol en Guayaquil y por ello la denominación del añorado complejo deportivo Reed Park en el norte de la metrópoli porteña, un motivo para una merecida rememoración”.

Es justo entonces que en esta columna rememoremos –aunque sea de manera breve– el trabajo y esfuerzo hecho por estos hermanos que entregaron tiempo y recursos por un deporte que caló en el corazón y el alama del porteño.

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El complejo que se menciona estuvo ubicado en donde hoy funciona el hospital de niños Roberto Gilbert Elizalde. Fue el diamante en donde se jugó béisbol en una de las épocas de mayor desarrollo técnico y se contó con el aporte de peloteros criollos y por el boom producido por el arribo de los panameños que llegaron y se ganaron el cariño y el respaldo de los aficionados.

El Reed Park, inaugurado el 1 de junio de 1946, tenía cuadro interior con césped y se importaron gradas metálicas que fueron la admiración para la época. En la jornada de apertura desfilaron 34 equipos. Gladys Layedra fue escogida como la reina del torneo. Se jugó un encuentro entre dos selecciones, una dirigida por Victoriano Arteaga y la otra por Efrén Avilés, y el partido fue transmitido por radio El Telégrafo.

Los dos hermanos armaron la novena llamada Reed Club, la que muchos consideran el mejor equipo de todos los tiempos. En este equipo se juntaron los mejores peloteros nacionales que escribieron una historia brillante al sumar catorce títulos. En las temporadas de 1952 y 1953 sumaron cuatro coronas, dos de ellas en condición invicta, con un total –en las dos campañas– de 32 partidos jugados y solo cuatro perdidos.

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Por la nómina del Reed Club pasaron muchos beisbolistas estelares, pero la que se considera la selección ideal conformada por Héctor Ballesteros, lanzador; Marcos Avilés, en la receptoría; Vicente Maldonado, en la inicial; Walter Paladines y José Banchón alternando la segunda base; Enrique Echanique o Félix Avilés, en la tercera almohadilla; Manuel León, en las paradas cortas. Los jardines fueron patrullados por Juan Díaz, Carlos Raúl Gimeno, Miguel León. Alternaron Francisco Santelli, Medardo Haro, Tomás Moreno, Carlos Cruz, Eduardo Célleri, Francisco Falquez, Jorge Estévez y otros.

Los Reed promovieron los inéditos y famosos torneos National Baseball Congress, que eran los campeonatos en todas sus categorías con una buena organización que incluían árbitros, anotadores y toda la logística. El Reed Club fue, en 1950, una de las entidades fundadoras de la Asociación de Fútbol del Guayas y John Reed fue su primer vicepresidente.

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Por sus valiosos aportes, entrega, dedicación, pureza y amor al deporte los hermanos John Mark y Robert Alan Reed están considerados entre los mayores propulsores del béisbol ecuatoriano.