Blanca Moncada Pesantes
.- “A comienzos del siglo XX, las personas diagnosticadas con trastorno bipolar estaban condenadas a tener un destino ‘manicomial’ y una progresiva degradación de su vida personal, social y laboral. Hoy, gracias a los avances de la medicina, los que padecen esta enfermedad pueden manejar su vida de forma normal”, afirma el psiquiatra Sergio Strejilevich, jefe del Programa de Trastornos Bipolares del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro de Buenos Aires.

Strejilevich llegó hasta Guayaquil desde su natal Argentina para referirse a este desorden mental en un conversatorio que se realizó en el hotel Hilton Colón. Sobre la enfermedad, que se caracteriza por desórdenes en el comportamiento de quien la padece, dijo que lo más importante es el diagnóstico, pues a partir de allí se ejecutan las maniobras para controlarla.

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También llamada enfermedad maniaco-depresiva, el trastorno bipolar es “un cuadro clínico en el que el paciente pasa de una depresión severa a una crisis de manía o hipomanía (grados de exaltación y celeridad al actuar)”, señala el psiquitra Pedro Posligua.

Al respecto, su colega Julieta Sagnay describe que cuando la depresión aparece, los primeros síntomas que se observan son la tristeza, la falta de interés, el sueño, la fatiga, la desilusión de la vida, la desesperanza; el otro extremo, la manía, que se presenta como un exceso de energía, aceleramiento, diálogo apresurado, no mide riesgos ni consecuencias, hace diversas actividades y no termina ninguna.

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Strejilevich comenta que a esas facetas se las conoce como episodios y que además de estas dos etapas están las mixtas, en las que se combinan los dos estados emocionales. “El trastorno bipolar no se presenta con una secuencia fija, la persona puede estar sin ánimos, como en la depresión, con la velocidad mental acelerada de la manía”, dice.

Sobre los avances de la enfermedad, explica que la quetiapina, el medicamento usado para las personas que sufren de este mal, ahora logra “estabilizar la inestabilidad patológica del ánimo, disminuyendo la cantidad de episodios, la gravedad y acortando su duración”.

¿Es necesaria la medicina? El especialista argentino dice que sí. “Si el diagnóstico está corroborado, el tratamiento farmacológico es indispensable”, señala y dice que en este momento no hay ninguna vía terapéutica en la que se excluya el medicamento en el tratamiento.

Incluso, agrega el especialista, hay psicoterapias específicas que han sido diseñadas para acompañar ese tratamiento, como la psicoeducación, que es la información que se ofrece a las personas que sufren de un trastorno mental y que está acompañada de apoyo emocional, resolución de problemas y otras técnicas.

Pese a los avances, Strejilevich anota que la enfermedad no desaparece, pero señala que es posible controlarla con los medicamentos y cuidados específicos, como dormir bien, mantenerse activo, evitar situaciones de estrés, entre otros.

Posligua explica que es preciso educar al paciente y a la familia, para que esta también reconozca los síntomas que debilitan al paciente, porque los parientes pueden llamar la atención de la persona bipolar y hacer que sea conducida tempranamente a un tratamiento que vaya a contrarrestar la crisis.

No existe una cura para esta enfermedad, pero los medicamentos estabilizadores de ánimo son muy importantes para su tratamiento, además de la psicoterapia, que hace que el paciente esté consciente de su condición, apunta Sagnay.

Strejilevich indica que el cambio de ánimo no es el que determina si una persona es o no bipolar, sino la actitud que se tenga ante este. “Si la persona sufre por esos cambios constantes de ánimo porque le impiden llevar su vida de una manera normal, puede tomarse como una señal de advertencia de que algo está funcionando mal y la familia debe actuar”, concluye.

Sobre este mal
Más del 4% de la población mundial corre peligro de padecer de un trastorno bipolar.

La adolescencia tardía, que comprende el rango de edad entre los 15 y 25 años, es la etapa más común en la que suele aparecer la enfermedad, con el 70% de casos.

Pese a estas estadísticas, el psiquiatra y jefe del Programa de Trastornos Bipolares del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro de Buenos Aires, Sergio Strejilevich, ha diagnosticado a personas de 3 y 75 años con trastorno bipolar.

Esta enfermedad es considerada como una de las patologías más caras de la Tierra por la Organización Mundial de la Salud (OMS).