En otra vida fui valla publicitaria, en otra vida fui llanta de camioneta, en otra vida fui... Si los productos que comercializa la empresa Fui Reciclado hablaran, este sería su testimonio. Con esta broma se presentan las carteras, billeteras y más productos de la marca quiteña, porque la base de sus creaciones, aseguran, es 100% material reciclado.

Fui Reciclado se creó en el 2008 por iniciativa de Antonio Portilla y Takashi Hirakawa, ambos interesados en contribuir con la conservación ambiental. Antonio relata que su acercamiento al mundo del reciclaje se dio en el 2004, cuando viajó a Galápagos para participar en el sistema de recolección y procesamiento de la basura de Santa Cruz, para cumplir con la pasantía que le exigía la Universidad San Francisco de Quito, donde se graduó de diseñador gráfico. “Cuando llegaba al centro de acopio y veía la basura seleccionada, yo no veía desperdicios, yo veía materia prima para trabajar”, describe.

Cuatro años después, mientras trabajaba en una agencia de publicidad, conoce al Taka, como él llama a su socio japonés, y juntos se deciden a apostar por la idea de emprender un negocio basado en el reciclaje. Así nace la empresa que hasta hoy ha transformado 9.808,10 metros cuadrados de lona de vallas publicitarias y 907 kilogramos de caucho de llantas.

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Antonio narra que al inicio limpiaban las lonas y el caucho con un trapo, pero a medida que la demanda se incrementó necesitaron aumentar el flujo de agua. Para mantener su ideal de aportar a la conservación ambiental, ellos implementaron un sistema de filtración y reutilización del agua. Para conseguir esto, Antonio y Takashi buscaron asesoría. En este afán de optimizar todos sus recursos se unió al equipo el ecólogo José Fabara, quien describe que Fui Reciclado rompe el ciclo de este tipo de “desperdicios”.

“Las vallas publicitarias eran incineradas, arrojadas en los rellenos sanitarios o en el mejor de los casos almacenadas en bodegas. Para que una de estas lonas se degrade deberán pasar 700 años, si es que se dan las condiciones biológicas adecuadas, si no puede tardar más de 1.000 años en volver a algún tipo de forma orgánica, por así decirlo”, explica José.

Pensando en ser parte de la solución, José comenta que están buscando y experimentando trabajar con otros materiales, pues él cree que con el pasar de los años las lonas se reemplazarán por materia prima más amigable con el ambiente. “De hecho, esperamos que eso suceda. El equipo de Fui Reciclado estaría muy feliz de que se reemplacen los materiales contaminantes”, expone.

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Antonio relata que los mayores obstáculos para mantener la empresa han sido los manejos administrativos y la capacitación al personal. “Aprender sobre producción, cómo mantenerla estable, tener productos siempre disponibles, personas que recojan continuamente el material específico que necesitamos, eso ha sido lo más difícil”, describe. “Hemos aprendido y estamos experimentando en formas para promocionar los productos a un público que no está acostumbrado al reciclaje, eso es un reto”, añade.

Takashi, especializado en derecho y política ambiental, es el encargado de la administración de la empresa. Él comenta que llegó al país para participar en una pasantía, pero que decidió quedarse cuando emprendió este negocio, donde combina sus dos pasiones: la conservación y la ayuda social.

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Antonio califica como excelente la respuesta del público. “Empezamos con una bolsa hecha de lona de valla y fuimos a venderla en el parque La Carolina, donde el primer domingo de cada mes se venden productos orgánicos. Ellos fueron nuestro primer grupo objetivo, pero ahora este es mucho más amplio. Vendemos en nuestra tienda (Camilo Destruge, entre av. Colón y Francisco Salazar), por medio de las redes sociales (se encuentran en Facebook y Twitter) y nuestro sitio web (www.fuireciclado.com), ahora vendemos en todo el país, incluido Galápagos, y hasta hemos exportado a Estados Unidos, Japón y Holanda”, dice.

Los productos de Fui Reciclado, que incluyen carteras de fiesta, estuches para laptops, tobilleras reflectivas para ciclistas y más, se exhibieron en la Tokyo Designers Week, en Japón. En noviembre pasado, gracias a la invitación de Designboom y al auspicio del Ministerio de Cultura, detallan, más de 5.000 personas se acercaron a su stand para enterarse cómo se confeccionaron los productos, y muchas de ellas compraron sus creaciones.

En tanto, este equipo que solo se moviliza en bicicleta continúa creando formas de ayudar al planeta, buscado darles una segunda vida a los “desechos”.

En las redes: Emprendedores
Zoreko Reciclaje
Los discos de vinilo pueden transformarse en portadas de cuadernos y las llantas en estuches para lapiceros.

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Ekopel
Empresa dedicada a la fabricación de papel 100% reciclado, con fibras vegetales y pétalos de flores.

Ánima Papel Reciclado
La fauna nacional y los personajes típicos del país confeccionados con papel reciclado. Listos para usar como pisapapeles o para pegarlos en la nevera.