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ALBERT LEA, Minnesota, EE.UU..- Leo Aeikens, dueño de una ferretería y sobreviviente de un ataque cardíaco, pasó la mayor parte de su vida con ansias por comer carne, queso y helado, pero un ambicioso plan que busca hacer más saludable a todo su poblado de Minnesota hizo que Aeikens se volviera vegano y que perdiera 11 kilos (25 libras) en apenas 10 meses.

El cambio radical de estilo de vida de este hombre de 69 años fue parte del  Proyecto Vitalidad, un esfuerzo de la organización AARP para mayores de 50 años y la Fundación Unida de Salud que según los organizadores ha agregado un promedio de 3,1 años a las vidas de los residentes de Albert Lea, mediante una dieta mejorada, ejercicio y hábitos sanos.

Con la ayuda de los organizadores, la ciudad construyó en un año aceras y senderos para ciclistas que debían tomar cinco años, a fin de hacer más fácil que sus 18.000 residentes pudieran hacer más ejercicio.

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Los restaurantes agregaron opciones más saludables a sus menús y las tiendas de comestibles incluyeron más alimentos sanos. Las personas se abocaron a las frutas y la legumbres y comieron menos comida rápida.

Las escuelas dejaron de celebrar los cumpleaños con alimentos dulces y empezaron a organizar  autobuses de caminantes, que le permitieron a los niños caminar hacia y desde la escuela junto con supervisores adultos. Los patrones le dieron a sus trabajadores tiempo para hacer ejercicio en sus horas laborales.

Los organizadores sostienen que este experimento, primero en su tipo, le agregó un promedio de 3,1 años a la longevidad de unos 2.300 residentes, quienes calcularon su rango de vida contestando 36 preguntas sobre su estilo de vivir.

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Zonas azules
El aventurero y escritor de libros de viajes Dan Buettner concibió la idea y dirigió el proyecto después de identificar cinco áreas en todo el mundo donde las personas tienden a vivir mucho más y tienen vidas más saludables, una investigación que él documentó en su libro de 2008  The Blue Zones (Las zonas azules).

La clave para Albert Lea fue lograr que la comunidad se uniera en un objetivo común que no era nada más el de bajar de peso, sino también mejorar las relaciones familiares, identificar un sentido de propósito a la vida y aprender hábitos saludables, dijo Buettner.

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Bob Furland, gerente de las dos pistas de patinaje sobre hielo que hay en la población, dijo que él y su esposa apelaban a la comida rápida varias veces por semana mientras transportaban a sus dos hijos adolescentes a actividades deportivas y escolares.

Ahora, ambos planifican las comidas y tienen hortalizas y frutas a la mano cuando tienen ganas de tomar un bocado. Crearon un jardín de verduras y hacen juntos caminatas vespertinas regulares.

Es cómico. Una vez que usted se deshace de lo malo, cuando regresa a él ya no sabe tan bien como antes, dijo Furland, de 46 años, quien perdió unos siete kilos (15 libras) y agregó tres años a su expectativa de vida, según su estudio.

AARP, una organización no lucrativa que defiende los intereses de las personas de más de 50 años, apoyó el proyecto porque sus miembros quieren tener vidas más largas y mejores, afirmó Cathy Ventura-Merkel, vicepresidenta de publicaciones.

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El alcalde Mike Murtaugh dijo que el gobierno de la ciudad tuvo que hacer pocos gastos, salvo el de destinar parte del personal a los programas de vida sana.

Cálculo de longevidad
El cuestionario que los residentes contestan para calcular su longevidad se llama  compás de vitalidad.

Incluye preguntas básicas sobre género, edad, peso, elecciones alimenticias, frecuencia de ejercicio y el trabajo. También busca indagar en la felicidad de una persona en sus relaciones y cuántas veces ha estado enojada, deprimida o ansiosa en la semana anterior. Los participantes contestaron las preguntas al principio y al final del experimento.

Ventura-Merkel dijo que el cuestionario fue una herramienta eficaz.

No da respuestas, no da algo definitivo, sino que más bien brinda una dirección. Contribuye a delinear las conductas que le ayudarán a alargar su longevidad, explicó.

Los simpatizantes del Proyecto Vitalidad dicen que es algo más que un simple esfuerzo para bajar de peso. Para Melisa Nelson, una profesora de nutrición en la Universidad de Minesota, el proyecto ofrece esperanza a los investigadores frustrados por la persistencia de la obesidad.

Muchos profesionales de la salud están convenciéndose de que éste es un problema que hay que enfrentar de muchas maneras diferentes, dijo Nelson.  Esta idea de una acción a nivel de la comunidad genera mucho entusiasmo, agregó.

Fuera de la escuela primaria Lakeview, una tarde reciente, varios adultos encabezaban un grupo grande de niños para acompañarlos a pie a sus casas.

Judy Dilling, de 60 años, acompañaba a sus dos nietos para caminar un kilómetro y medio hasta su casa, algo que no ocurría antes del proyecto. Dilling también se ha unido a un grupo que camina dos kilómetros y medio de su trabajo a su casa, en lugar de manejar.

Es algo vigorizante, aseguró.

La porción organizada del programa concluyó con una celebración comunitaria un martes por la noche, pero los residentes dijeron estar seguros de haber aprendido hábitos duraderos.

Yo siempre pensé que vivir sin comer carne sería una manera horrible de vivir, dijo Aeikens.  Pero hay un montón de cosas que son sabrosas y mejores, las verduras y las frutas, que realmente constituyen una dieta mejor. Yo no regresaría (a mi vida anterior), aseguró.