Pedro X.Valverde Rivera
Alan Menken y Tim Rice compusieron en 1992 la canción titulada en inglés A Whole New World, que fuere el tema musical central de la película Aladdin de Disney.
Su versión en español fue doblada e interpretada por Ricardo Montaner con el título Un mundo ideal.
Y para esta ocasión he considerado oportuno tomar prestado ese título para anticipar la idea central de este artículo.
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Lo importante, en el caso de la traducción de la letra de la referida canción de Aladdin fue trasladar al público uno de los temas centrales de la película: cómo un ladronzuelo pobre y una princesa pueden cumplir sus sueños y vivir en un mundo ideal, lleno de felicidad, paz y armonía.
Así es que por un momento, y para ser consecuente con el comentado título de este artículo, intentaré describir el mundo ideal de algunos revolucionarios verdes:
1.- La prensa no debe entrevistar a ningún ciudadano, sea político, empresario, deportista, nacional o extranjero, que ideológicamente no esté sintonizado con el socialismo del siglo XXI.
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2.- Si la Prensa decide entrevistar a algún funcionario del régimen, afín a la causa, o pariente del Presidente, sus ministros, gobernadores, alcaldes, prefectos, publicistas, estrategas o abogados, debe canalizar la entrevista a través del zar de la comunicación de Carondelet, para que él previamente dictamine si los potenciales entrevistados son patriotas y, por lo tanto, si la entrevista aporta a la revolución y al progreso de la patria.
Por el contrario, si el Gobierno acusa o arremete contra algún mal ecuatoriano de la oposición, inmediatamente hay que darle toda la cobertura y despliegue periodístico; como se trata de los sacrosantos revolucionarios, su palabra es tan pura como el alcohol y no necesita prueba alguna.
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3.- Si los maestros protestan, si los mineros protestan, si los universitarios protestan, hay que condenar públicamente las protestas y prohibir la publicación de imágenes de las protestas porque ello puede crear grave conmoción nacional y atentar contra la paz ciudadana.
Pero si quienes protestan son informales, manteleros, o funcionarios públicos vestidos de civiles, patrióticamente motivados por el Gobierno, hay que darle toda la cobertura del caso; estamos en una revolución y la prensa debe contribuir con su contingente informativo; en este caso, la conmoción es positiva; o sea, en este caso no habría conmoción.
4.- Si un majadero irreverente y golpista mira mal al Presidente o desaprueba con algún gesto menor sus ejecutorias, la prensa debe apoyar las acciones judiciales por desacato, existentes precisamente para los malcriados que osen atentar contra la majestad.
Pero si su majestad arremete con epítetos como “corruptos, pillos, sinvergüenzas, porquería, pasquín” contra quienes “mal informan” al pueblo, en ese caso, hay que pedir perdón y publicar los insultos en portada.
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Ese es el Ecuador que la Alianza quiere; ese es el mundo ideal que quisieran vivir, un mundo de cortinas de humo, de doble discurso, de falta de democracia, de intolerancia, de desgobierno, de despilfarro, de silencio, de temor y de complicidad.
Pero el Ecuador que vivimos es todo lo contrario, y lo sabemos, amigo lector, gracias a la valiente prensa ecuatoriana, que libra su más feroz batalla en estos tiempos.
A todos los insignes herederos de Espejo y Montalvo, vapuleados injustamente todos los sábados, mi respeto y admiración.