Julio Salazar ya no quiere ver, ni de lejos, a una inmobiliaria. Alguna vez confió en una y, desde entonces, le llegaron los problemas. Uno tras otro y tras otro.
Para dejar su pequeña vivienda en el sector de La Guangala, donde reside ‘apretado’ con su esposa y sus cuatro hijos, en junio del 2005 reservó una casa en Valle Alto, de la compañía Bella María, ubicada en el kilómetro 21 de la vía a la costa.
Publicidad
Y aunque en enero del 2007 terminó de pagar el 30% que le exigían de entrada ($ 17.525), un requisito para recibir la casa, en el terreno solo hay maleza.
Pese a que su vivienda ¬en la etapa Venecia¬ no estuvo lista en la fecha acordada, le pidieron no desistir. Le dijeron que ya estaría en abril. Luego, que en noviembre. Después le dieron nuevas fechas para el 2008. Llegó el 2009 y aún no encuentra una salida a su problema.
Publicidad
En diciembre, por consejo de uno de los empleados de la empresa, firmó un documento para rescindir el contrato y poder tener todo su dinero de vuelta. El 30 de enero se cumplía el plazo. “Fui a ver el cheque y no estaba. Se me salían las lágrimas. Casi rompemos las puertas de la desesperación”, dice.
El vía crucis de este jubilado de 61 años aún es el mismo (más y más fechas), solo que los plazos ya no son para la entrega de la vivienda, sino del dinero. Ahora ofrecen pagarle la mitad como penalidad por rescindir.
Salazar intenta calmarse al pensar que su suerte pudo ser peor: la inmobiliaria le propuso vender la casa donde hoy habita para que, al dar más dinero, le entreguen antes su vivienda. “Lo pensé, pero algo me decía que mejor no. Imagínese si les hubiese hecho caso. Estaría durmiendo bajo un árbol”.
No es el único. En la Defensoría del Pueblo se receptaron 52 quejas contra inmobiliarias en el 2007, 83 en el 2008 y 32 en lo que va del 2009. De estas, 61 fueron contra Bella María el año pasado y 22 hasta la semana pasada (algunas colectivas y la mayoría en la etapa Venecia).
Las quejas se presentan en esta dependencia porque, al irrespetar los contratos inmobiliarios de compra o reserva, incumplen la Ley del Defensa del Consumidor, pero el arreglo en esta instancia se logra si hay acuerdo entre ambas partes.
Hay quienes prefieren iniciar una acción en la Intendencia de Policía, donde Bella María registra 16 denuncias en el 2009 y 3 el año pasado; o en la Fiscalía, donde tiene 21 indagaciones previas en el mismo periodo.
Roberto Robayo se inclinó por la Intendencia. Cuando su esposa quedó embarazada en el 2006 decidió que era tiempo de dejar la casa que alquilan en La Atarazana. “Quería para mi niña un lugar con parques, piscina, canchas... Todo eso nos ofrecieron en la etapa Venecia. Hasta una iglesia promocionaron, pero tampoco está”, señala.
Hoy Robayo divide su tiempo entre las reuniones con su abogado y las negociaciones al apuro con su arrendatario: como le habían prometido su casa para el 31 de marzo, él firmó contrato de alquiler hasta esa fecha.
La urbanización nació el 30 de julio del 2003 con la ceremonia de colocación del primer ladrillo de manos del alcalde Jaime Nebot, invitado por Alfredo Mancheno Orellana, entonces presidente del directorio de la fundación municipal Guayaquil Siglo XXI y ahora integrante de la Comisión Ejecutiva.
Un año más tarde se inauguró Nueva York, la primera etapa, y Nebot efectuó el corte de cinta y entregó las llaves a las familias de las 50 primeras casas.
AlfredoMancheno Mancheno, director ejecutivo de Valle Alto, dice que no ha podido cumplirles a 230 clientes. Registra deudas bancarias por más de $ 5 millones, pero aclara que no es moroso. “Estoy tratando caso por caso y buscándole una solución. Ya he suspendido la venta de más casas y he ordenado no captar ni un dólar más hasta que salgamos de esto”, afirma.
Pero Manuel Cervantes y Candy Huayamave se indignaron cuando vieron que, pese a estos problemas, Bella María ofrecía viviendas en una feria inmobiliaria el año pasado, pues decenas de personas todavía no recibían sus casas.
Cada mes cancelaban sus cuotas de entrada (llegaron a dar $ 14,062), pero sospecharon que algo no andaba bien cuando en las cinco últimas no recibieron, a cambio de su dinero, los pagarés que les hicieron firmar. “Seguíamos pagando porque queríamos estar al día”.
De pronto recibieron una llamada. Era del banco M&M Jaramillo Arteaga (ahora Promérica) que quería cobrarles una deuda. “¡Pero si nunca he pisado su banco!”, reclamó Huayamave. Fue entonces cuando se dio cuenta: ahí estaban sus pagarés. “Hoy aparecemos como deudores porque Bella María, aparte de cobrarnos, negoció esos pagarés con el banco para recibir dinero”.
Lo mismo le pasó a Stalin Aulestia en ese banco, pero él, al no recibir los pagarés de la inmobiliaria, exigió que le den un documento donde conste el pago. “Yo mismo tuve que aclarar todo con los del banco”, señala.
Pese a ello, su caso es más grave. Él canceló el 100% del valor de su casa ($ 43 mil) en el 2006: el 50% en efectivo y el resto con crédito directo. Hoy, en el predio que adquirió en la etapa Londres ni siquiera han terminado de hacer los pilares.
Solo el abogado Juan Manuel Tama representa a diez clientes que piden a la empresa la devolución de más de $ 100 mil.
Mauricio Vega pagó 24 de las 26 letras ($ 13.207) para completar el 30% de la entrada de la casa que debía recibir el 31 de octubre pasado. Cuando faltan dos letras, dice su contrato, debe empezar los trámites con el banco para que le preste el 70%. “El compromiso es que, pagado el 30%, te dan la casa. Faltando dos letras no iban a empezar recién a construir. Justo regresaba de la playa y quería ver cómo iba la construcción en Venecia. Oh, sorpresa. ¡El terreno no está ni urbanizado!”.
Como él, hay clientes que, aunque completaron el pago de la entrada, ven estancado su trámite: al no haber casa que avaluar, el banco no les presta la diferencia. La inmobiliaria les pide calma, que esperen, que ya encontrarán una solución. Pero aquella espera, para algunos, ya ha durado más de tres años.
Cifras
123 Reclamos. Es el número de quejas o denuncias que tiene Bella María en la Defensoría del Pueblo del Guayas, en la Fiscalía y en la Intendencia de Policía.
38.000 Dólares. Las casas que se ofrecían iban desde este monto hasta los $ 65 mil. La oferta era recibir la vivienda una vez pagado el 30%.
500 Casas. Es lo que se ha entregado, según la empresa. “Unas 480 con escrituras”, dice Alfredo Mancheno.
180 millones De dólares. Fue el monto que se tenía previsto invertir hasta el 2014 en la construcción de 6.000 casas (hasta ahora hay 500), en 21 urbanizaciones con nombres de las ciudades del mundo.
Hada Intriago MADRE DE CLIENTA DE EE.UU. “Mi hija compró la casa en el 2005. Dio $ 30 mil, el 50%. Nunca falló. El banco le podía hacer el préstamo, pero nunca hubo casa para el avalúo”.
Cristian Palau CLIENTE QUE DIO $ 17.400 “Yo pagaba y no me entregaban los pagarés. ¡Los tenía un banco y nunca me dijeron!