Tener una contextura ósea grande hace que una persona se vea más robusta y con más peso que una persona de contextura mediana o pequeña. Esto se debe a que la contextura es una medida que analiza el grosor de los huesos, lo cual determina el peso y la complexión final de un individuo. Una persona de contextura ósea pequeña, en cambio, se verá más delgada y hasta frágil, por tener huesos de menor circunferencia.