El BGCI, que tiene sede en Londres y representa a jardines botánicos de 120 países, teme que el hallazgo de curas a enfermedades como el sida o el cáncer pueda retrasarse por falta de esas plantas.
Más del 50 por ciento de los medicamentos recetados se derivan de compuestos químicos hallados en la naturaleza.
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Los miembros de la asociación y varios expertos universitarios citaron en un estudio unas cuatrocientas especies -de un total de 70.000 plantas medicinales existentes- que, en su opinión, están en peligro.
Entre ellas, está el tejo, un árbol cuya corteza se usa en medicamentos contra el cáncer; la hoodia, que se utiliza como inhibidor del apetito; la mitad de las especies de magnolia del mundo, que contienen el compuesto químico honokiol, usado en la medicina china para tratar cánceres y enfermedades del corazón; y el autumn crocus, un tratamiento natural para la gota y la leucemia.
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El estudio de BGCI alerta además de las graves consecuencias que tendría la extinción de estos remedios para los 5.000 millones de personas en el mundo que todavía dependen de una medicina tradicional con plantas.