En la edad escolar casi todos los menores son inquietos y distraídos.
A menudo algunos padres etiquetan a sus hijos de hiperactivos cuando realmente son inquietos, lo que es normal en la edad escolar. Según psicólogos consultados, este diagnóstico apresurado puede influir en el comportamiento del niño y causarle un verdadero trastorno de conducta.
Mónica Llanos, psicóloga clínica y orientadora familiar, opina que muchos recurren a ello para justificar la falta de disciplina que existe en el hogar.
Publicidad
La profesional destaca que entre los 3 y 9 años los niños son inquietos por naturaleza y por lo general les cuesta concentrarse en una actividad. Mientras que después de los 10 su tiempo de atención es más prolongado.
Tomando en cuenta esta premisa, los padres deben revisar el comportamiento de sus hijos para notar si existe un posible caso de hiperactividad.
Publicidad
Samuel Merlano, psicólogo clínico, indica que un niño hiperactivo mueve excesivamente las manos y los pies, además abandona su asiento en la clase o en otros sitios.
El hiperactivo suele estar en constante marcha, a menudo habla en exceso y tiene dificultad para jugar o dedicarse a actividades de esparcimiento, ya que suele tener problemas para interrelacionarse con otros niños, menciona Merlano.
Además, corren o saltan excesivamente aun en lugares donde saben que es inapropiado.
Llanos añade que los niños hiperactivos no acatan órdenes y son muy impulsivos, “es el niño que cuando uno le empieza a dar una consigna actúa inmediatamente aun antes de que se le termine de dar las indicaciones”, explica.
A esto se suma lo difícil que se les hace esperar su turno en alguna actividad y por lo general interrumpen y se entrometen en las actividades de otros.
En la familia
Es normal que los padres de niños hiperactivos se vean afectados por esta conducta, asegura Llanos, quien ha tratado varios casos en los que se ha necesitado terapia familiar para afrontar el problema.
Para Ericka Holguín, madre de un niño hiperactivo, el proceso de adaptación y comprensión de la conducta de su hijo Sebastián, de 10 años, ha sido muy duro. “Yo pensaba que su comportamiento era normal, pero después vi que había algo que se repetía. No se adaptaba en los colegios, aunque no tenía malas calificaciones”, cuenta.
Ella supo hace cuatro años que Sebastián era hiperactivo. Al momento el menor ha estado en cinco escuelas distintas.
Incurrir en el castigo para tratar de corregir a los niños que muestran hiperactividad es común entre los padres que no conocen que esta condición no depende de su hijo sino, en muchas ocasiones, de un problema neurológico, sentencia Llanos.
Otras combinaciones
La hiperactividad puede estar combinada con Desorden por Déficit de Atención (ADD). En estos casos el problema es más agudo ya que puede afectar el aprendizaje del niño.
Para establecer un diagnóstico confiable ambos profesionales recomiendan la evaluación de un psicólogo clínico, indica Merlano. Si la hiperactividad se combina con ADD el paciente debe acudir a un psiquiatra, quien en algunos de los casos hace un tratamiento con medicación y terapias.
Eduardo Tigua, psiquiatra, manifies que evita el uso de medicamentos como las anfetaminas (retalina) para tratar la hiperactividad, puesto que considera que una buena terapia basta para superar el trastorno en la mayoría de los casos. “Yo no creo en los psicofármacos, estos no curan”, enfatiza el especialista.
El médico explica que este problema es un cuadro psicosomático (desarrollo de síndromes de enfermedades imaginarias o reales) que casi siempre es provocado por una afección del bebé en la etapa de gestación. Además recuerda que un niño con hiperactividad presenta regularmente problemas de atención que puede llegar a ser confundido con un ADD. Por ello, la importancia del diagnóstico.
Desgaste. Un niño hiperactivo necesita ocupar su tiempo para desgastar sus energías. Los psicólogos recomiendan actividades extracurriculares.
Deportes. Una caminata en familia o la práctica diaria de deportes es una opción para canalizar su energía. Ellos no pueden pasar solo en la casa.
Castigo. Reprimir a los niños y castigarlos no es la solución para que superen su hiperactividad. Ellos necesitan terapia familiar y ejercicios para aprender a manejar su conducta.
Superación. Por lo general un niño supera su hiperactividad al llegar a la adolescencia. En ciertos casos el trastorno puede reaparecer en la adultez.
Déficit de atención. Un niño con déficit de atención incurre en errores frecuentes en sus tareas, a veces parece no escuchar cuando se le habla y no sigue instrucciones.