“¿Ya vienen los chicos?”, preguntaba insistentemente Jaime Rumbea por celular, mientras entraba y salía del salón de reuniones de la Junta Cívica de Guayaquil donde se llevó a cabo la entrevista.Y cuando se sentó, ofreció disculpas con una sonrisa por haberme hecho esperar unos minutos debido a las interrupciones de las llamadas telefónicas. “Es que estoy coordinando la llegada de unas banderitas de Guayaquil para regalarlas a la gente en las calles”, decía este joven de 26 años.El poder hablar inglés, francés y alemán se debió a sus estudios. Hasta cuarto año estuvo en el Colegio Alemán Humboldt y en los dos últimos en el Colegio Internacional Sek, donde se graduó con un bachillerato internacional.Cuenta que al terminar el colegio se fue a Bruselas, Bélgica, pensando seguir sus estudios allá. Así que aplicó a varias universidades, estudió francés y fue aceptado en la Universidad Libre de Bruselas, donde estudió solo un año de Ingeniería Comercial, pero decidió cambiarse en la misma institución a Ciencias Políticas y luego de terminar su carrera hizo un posgrado corto en Relaciones Internacionales.Rumbea recuerda que le tocó vivir cinco años y medio en ese país. Al principio se le hizo muy difícil acostumbrarse al sistema educativo porque había mucha impersonalidad, la asistencia no era obligatoria, no existía contacto con los profesores, asistía a un auditorio donde había 600 alumnos y los exámenes se daban con mucha distancia. “Aprender dependía solo de la capacidad de síntesis y estudio de cada alumno, yo lo hacía en la casa”, dice.Cree que ese sistema educativo y el estilo de vida que siguió en Europa lo convirtió en una persona muy perfeccionista. Situación no tan buena, en ocasiones, porque se volvió demasiado exigente consigo mismo. “Eso hace que me preocupe cuando realizo una actividad importante a tal punto de ponerme muy nervioso e intranquilo, porque quiero que todo salga bien”, menciona.Quizás por eso no dudó en querer regresar a su país. Pero le tocó adaptarse nuevamente a su familia y a una cultura distinta de la europea. Incluso tuvo que revivir a sus amistades. Luego empezó a trabajar con su papá Jaime Rumbea, quien es dueño de una inmobiliaria, realizando una serie de proyectos que aún están tomando forma.<strong>Mediación es su pasión<br /></strong>Hizo un curso de Mediación, porque es lo que realmente le apasiona. “La resolución alternativa de conflictos, la agregación de intereses”, dice Rumbea muy entusiasmado al hablar del tema.Cuenta además, que le gustó mucho trabajar en la Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas (Cedegé) como secretario de Lourdes Luque de Jaramillo, ex presidenta del directorio de esta institución, porque le permitió conocer que una de las ventajas de laborar para el sector público es poder servir a muchas personas a pesar de las dificultades, barreras o críticas.Pero fue en la siguiente administración, hace dos años, con Salomón Larrea cuando tuvo la oportunidad de trabajar como facilitador y negociador de algunos conflictos socioambientales que surgieron en la presa Daule Peripa. “Logramos establecer muy buenas relaciones con la comunidad que ahí habita. Pero me tocó pasar sustos”, recuerda.<br /> <br /><strong>Directorio de Bibliotecas<br /></strong>En julio del año pasado salió de Cedegé y lo llamaron para organizar un encuentro de Líderes en la Costa, en el Country Club. Allí se enteró que la Junta Cívica de Guayaquil estaba detrás de esa organización y al terminar el evento le ofrecieron trabajar en esta como Director Ejecutivo, para dirigir la gestión corriente y encargarse de generar nuevos proyectos.“Se me ocurrió crear un Directorio de Bibliotecas de Guayaquil, porque cuando viví en Bruselas vi que existía uno. Así que envié cartas a 40 bibliotecas y hubo respuesta de 29. Estas me enviaron datos sobre qué tipo de libros o colecciones tienen, dónde están ubicadas, si el catálogo del libro está actualizado, quién es el responsable, dirección y teléfono. Con estos datos se hicieron 20.000 directorios de bolsillo de 13 x 10 cm que serán entregados a estudiantes de colegios y universidades de manera gratuita en el mes de julio”, asegura Rumbea.El proyecto le tomó seis meses en hacerlo y cree que uniendo las capacidades de estas bibliotecas se puede potenciar el servicio que brindan. También asegura que se pondrá esta información en la página web de la Junta Cívica.Otro proyecto en el que Rumbea está trabajando es generar una cultura democrática entre los estudiantes de la ciudad. “La idea es unir a los alumnos de los quintos cursos de Guayaquil, masculinos y femeninos, mediante un concurso donde participen grupos de cinco estudiantes en cada paralelo. El representante que elijan tiene que disertar, negociar y llegar a acuerdos sobre cuáles creen que son los cuatro atributos que caracterizan al ciudadano guayaquileño modelo. Surgió una vez más por mi vocación profesional que es la negociación de conflictos y la agregación de intereses”, dice.Agrega que también está creando con un amigo una empresa de mediación “para que las personas sepan negociar y no generar conflictos”.Definitivamente, la vida de Rumbea gira en torno de la mediación. Él se visualiza con su negocio sobre ruedas, siendo feliz con su novia, yendo a la playa todos los fines de semana y convertido en un abogado porque estudia a distancia en la Universidad Particular de Loja. Pero, sobre todo, con la satisfacción de ver que las personas puedan aprender a resolver sus dificultades y que, a su vez, sean capaces de facilitar propuestas positivas para la sociedad.Si tiene interés en el proyecto Directorio de Bibliotecas llamar al Telf.:(04) 240-0610 o ingresar a la web: <a href="http://www.juntacivica.org.ec">www.juntacivica.org.ec</a>