Rodolfo Pérez Pimentel,
historiador, Guayaquil
En los medios de difusión a veces se menciona el pacharaco o la pacharaca para referirse a un ave silvestre muy común en Guayas y Manabí, cuando el verdadero nombre de esta simpática y bulliciosa especie es guacharaca; palabra guancavilca pues tiene el prefijo guacha que significa tierra o casa, en ese idioma. Si fuera pacharaca, sería quichua por el prefijo pacha, que también significa tierra o casa.
El canto de la guacharaca, dicen los que conocen, que es agorero, pues anuncia la muerte, y existe el refrán alusivo a que cuando alguien repite algo sin saber la fuente, es como el canto de la guacharaca, que todos escuchan sin ver dónde está el animalito, porque es arisco al trato de los humanos y solo acostumbra a vivir en la espesura, monte adentro.
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La confusión en el nombre de la guacharaca posiblemente proviene de los años cincuenta, época en que los enemigos políticos del Dr. Guevara Moreno le pusieron de apodo Pacharaco ocioso, con el ánimo de desprestigiarlo y hacer que pierda el gran ascendiente que ejercía sobre la masa guayaquileña.
Sería que los montubios (habitantes del monte del Litoral ecuatoriano, diferentes a los cholos que viven en las costas) amplíen esta información sobre la guacharaca, animalito que figura en numerosos cuentos costumbristas del Litoral y es parte de nuestra literatura nacional.