Decenas de miles de fanáticos dieron ayer una última y emocionada despedida en las lluviosas calles de Belfast al ex futbolista norirlandés George Best, quien murió hace una semana a los 59 años en un hospital de Londres.

Vestida con camisetas de fútbol o portando carteles de su ídolo, la multitud aplaudió a su paso a la comitiva en la que viajaba el féretro del ex jugador del Manchester United, que hizo un recorrido de cinco kilómetros por la capital norirlandesa.

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Tras una ceremonia privada de la familia en el barrio de Cregagh, en el que creció Best, la comitiva fúnebre se puso en camino poco antes del mediodía en dirección a Stormont, edificio que alberga el Parlamento regional norirlandés y donde tuvo lugar el funeral oficial.

La torrencial lluvia no pudo evitar que los aficionados al fútbol de todo el Reino Unido honraran por última vez al antiguo delantero internacional, cuya vida estuvo marcada tanto por la genialidad sobre el terreno de juego como por los escándalos personales producto del alcoholismo, que finalmente lo llevó a la muerte.

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El entierro del ex futbolista resultó un “funeral de Estado”, financiado por el gobierno con unos 300.000 euros (351.400 dólares). Las banderas del Parlamento ondearon a media asta, un honor que solo se concede a miembros de la casa real.

PARA ANOTAR

BANDERA
Su ataúd fue envuelto en una bandera de la selección norirlandesa, después de que el día anterior lo transportaran desde Inglaterra a su ciudad natal tapado por un estandarte del Manchester United. Best jugó para los dos equipos entre 1963 y 1974. En 1968 fue declarado mejor futbolista de Europa.

JUNTO A LA MADRE
George Best descansará en el cementerio de Roselawn junto a los restos de su madre, fallecida en 1978.

ASISTENTES
En la ceremonia de entierro del norirlandés Best asistieron el seleccionador de Inglaterra, el sueco Sven-Goran Eriksson, el entrenador del Manchester United, Álex Ferguson, y el ex futbolista y capitán inglés, Bobby Charlton.