Una de las 200 botellas arrojadas al mar por niños argentinos hace tres años, con mensajes por un mundo que no discrimine a los discapacitados, fue hallada en una playa del sur de Australia, informó ayer una  escuela de la ciudad de Río Gallegos, en la Patagonia (sur).

“Hola, los estamos llamando desde Australia. Encontramos una botella con un mensaje escrito por ustedes hace tres años”, le avisaron por teléfono a la secretaria de la escuela Pablo VI, según el reporte.
 
Botellas de vidrio verde con tapón de corcho se lanzaron el 26 de agosto del 2001 desde el puerto de Punta Loyola, a 40  kilómetros de la desembocadura del río Gallegos.

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Una de ellas fue descubierta en las proximidades de Adelaida, en las costas del sur de Australia, por una abuela y una nieta mientras caminaban por una playa desierta. Luego la llevaron a un periódico para que tradujeran la misiva.

Un fragmento del mensaje decía que los escribientes eran “alumnos de la escuela 39, de Río Gallegos, Santa Cruz, Argentina, que estamos realizando un trabajo para mejorar un poquito la calidad de vida de las personas con capacidades especiales”.

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“Decidimos lanzar estos mensajes al mar (...) para difundir nuestro deseo de pelear contra la discriminación y aportar un granito de arena a esta sociedad que no está preparada como debiera para acoger a todos sus habitantes”, habían escrito los alumnos por iniciativa de los maestros.

La carta instaba a luchar “para hacer del mundo un lugar para todos, pensando siempre que la integración y la igualdad son posibles. ¡Gracias!”.

En el diario de Adelaida, Gladys Arboleda, una maestra ecuatoriana habló con una de las docentes que impulsó la misión, Delfi Rivas, quien señaló que se tomó en cuenta que uno de los alumnos de la escuela tenía un hermanito con síndrome de Down y esto les hizo ver la situación a sus compañeros.