El ex tenista alemán Boris Becker era adicto a las pastillas y al alcohol, casi se queda dormido antes de una final de Wimbledon, engañó a su esposa y a las autoridades fiscales germanas, tuvo un divorcio muy costoso y casi termina en la cárcel.
Becker, quien fue recientemente expulsado de Estados Unidos luego de pasar un día detenido en una celda de un aeropuerto porque como "ex convicto" no tenía visa para entrar a ese país, hizo todo lo posible para destruir su nombre como ídolo de los alemanes.
En una autobiografía titulada "Espera un segundo, quédate un momento" que se publicó la semana pasada, Becker contó toda su vida en un libro de 320 páginas que seguramente se convertirá en un best-seller.
También le darán al ex tricampeón de Wimbledon dos cosas que necesita casi tan desesperadamente como las pastillas para dormir y el whisky en su época de jugador: dinero y protagonismo.
"Quiero darle a todo aquel que quiera juzgarme la posibilidad de leer cómo fueron las cosas realmente", dijo Becker, de 35 años, en una entrevista con la emisora de televisión ZDF de Alemania en una de sus presentaciones públicas para promocionar el libro.
"Hay muchos libros en el mercado que están llenos de cosas que no son exactas", destacó. "Pienso que es hora de dejar constancia de lo que realmente fue mi vida. No siempre fue buena. El camino para llegar a lo más alto es brutal. Pero volvería a hacer lo mismo otra vez porque soy un luchador y me encantan los desafíos".
Los críticos señalan que el libro, que se publicó en 50 países, es necesario para pagar sus cuentas por evasión fiscal y cubrir los gastos de los dos hijos que tuvo con su ex esposa y la hija que tuvo con su ex amante.
Las espectaculares victorias de Becker en Wimbledon, que comenzaron en 1985, dispararon una explosión en el tenis alemán y un orgullo nacional sin paralelos.
Becker, quien se retiró en forma definitiva del tenis profesional hace cuatro años, ganó seis títulos en torneos del Grand Slam. También acumuló alrededor de 150 millones de euros a lo largo de su carrera.
DIVORCIO Y MALOS NEGOCIOS
Pero sus travesuras tras el abandono de la actividad mancharon su reputación y le dieron a los comediantes de televisión gran cantidad de material para hacer bromas con su figura.
Becker también tuvo una seguidilla de negocios fallidos, su matrimonio se destruyó con un divorcio muy conflictivo, reconoció la paternidad de la hija que tuvo con una ex amante, tuvo una pelea con un cantante de rap y un sinnúmero de relaciones amorosas que no llegaron a buen puerto.
Becker evitó ir a la cárcel el año pasado cuando una corte de Munich lo condenó por evasión de impuestos y le dio una sentencia de dos años en suspenso. El alemán fue multado con 600.000 euros y pagó tres millones de dólares en impuestos atrasados.
Los fiscales dijeron que él había declarado su residencia en Mónaco, un paraíso fiscal, cuando en realidad vivía en Munich.
"Sentí que el piso se movía bajo mis pies", dice Becker del momento en que escuchó que el fiscal estatal recomendaba que fuera encarcelado. "Sentí que algo dentro de mí colapsaba".
Becker comparó su enfrentamiento en la corte con un partido de tenis muy importante y admitió que lloró en su auto luego de "ganar" al evitar la cárcel.
"El fiscal estatal intentó privarme de mi libertad", destacó el alemán. "No tengo nada contra ese hombre. Lo que estaba tratando de hacer, meterme en la cárcel, era una locura, y yo le estaba pagando con mis impuestos para que hiciera eso".
En el libro, Becker también ofrece su filosofía sobre las mujeres.
"No creo que los hombres sean creados para ser monógamos toda la vida", destacó, para agregar que nunca entendió por qué las mujeres estaban interesadas en él.
"No soy especialmente rico ni especialmente atractivo, No soy Adonis y mi masculinidad no es tan grande, pero eso no parece molestar a las mujeres", destacó.
"Estuve intentando entender a las mujeres por años, pero cuanto más viejo me pongo menos las entiendo".
DISCUSION, AMORIO Y DIVORCIO
En 1999, después de perder su último partido en Wimbledon, Becker discutió durante horas con su esposa Barbara, que estaba embarazada de siete meses. Ella comenzó a tener contracciones y fue al hospital mientras Boris se quedó en el hotel y se emborrachó.
"No sé qué me fue lo que me ocurrió aquella noche", escribió Becker. "En cualquier torneo me encontraba sentado en el bar del hotel a las 11 de la noche".
El dijo que vio a una mujer (Angela Ermakova). "Ella tenía esa mirada que le dice a un cazador experimentado esta mujer quiere algo contigo", escribió.
El la siguió a un armario de la lavandería. "Cinco minutos de charla y después fuimos a eso". Becker dijo que el encuentro sexual fue de sólo cinco segundos.
"La mañana siguiente conduje hasta el hospital para ver a Bárbara. Las contracciones era una falsa alarma". En el 2000 recibió un facsímil de Ermakova en el cual ella le dijo que estaba embarazada. El se lo confesó a su esposa y el matrimonio se rompió ese mismo año.
Becker también describe su adicción a las píldoras y el alcohol.
"Las pastillas para dormir eran mi problema", escribió, y agregó que las empezó a tomar en 1987 y no pudo dejar el hábito hasta 1992.
"El antídoto para la falta de sueño era Planum, el antídoto para el dolor eran otras píldoras. Y el antídoto para la soledad eran las mujeres y el whisky".