Inglaterra se adaptó sin dificultades a  las difíciles condiciones climáticas y eliminó, gracias a la precisión del  medio apertura Jonny Wilkinson, a Francia por 24-7 (parcial 12-7), este domingo  en partido semifinal de la Copa Mundial de rugby jugado en el estadio olímpico  de Sydney. 
 
En la final, el sábado próximo en este mismo escenario, Inglaterra se  medirá con Australia, que el sábado derrotó a Nueva Zelanda por 22-10. Será una  final desquite de la edición 1991, que ganaron los Wallabies. 
 
El partido por el tercer puesto enfrentará a los franceses con los All  Blacks, el jueves en Sydney. 
 
Esta segunda semifinal, jugada bajo una lluvia fina pero constante, se  resumió a una batalla por la ocupación del terreno, en un estadio transformado  en un Twickenham bis por unos 50.000 hinchas ingleses. 
 
Francia jugó durante 20 minutos en inferioridada numérica, como  consecuencia de las exclusiones temporarias de Christophe Dominici (que vio la  tarjeta amarilla por una fuerte zancadilla a Robinson, minuto 27) y de Serge  Betsen (tackle sin pelota sobre Wilkinson, 54). 
 
Los franceses, incapaces de dominar las fases de juego delicadas y  dominados a nivel de los forwards, también sufrieron la mala puntería de  Frederic Michalak, quien sólo acertó uno de sus cinco intentos a los palos,  antes de ser reemplazado por Gerald Merceron (65). 
 
Mejor organizados para conquistar el balón, especialmente en los line-outs,  los ingleses llegaron al descanso con una ventaja de cinco puntos (12-7)  gracias al botín izquierdo de Wilkinson, autor de dos penales y un drop. 
 
El XV de la rosa se dedicó a encadenar movimientos en el eje de rucks y  mauls, esperando que sus rivales cometieran una falta. 
 
Mientras tanto, los galos pudieron anotar, en el minuto 10, el que sería  único try del partido, por medio de Betsen, quien recuperó la pelota en un  line-out descontrolado para llegar ajustadamente al in-goal inglés, a unos 20  metros. El árbitro tuvo que pedir la asistencia del juez de video para validar  el try. 
 
Deficientes en el juego con el pie, los franceses pasaron todo el inicio  del segundo tiempo en su campo, presionados por los ingleses, evidentemente  cómodos en situaciones difíciles. 
 
El seleccionado de Inglaterra aprovechó la falta de dominio de los  franceses para aumentar sin problemas la ventaja en el marcador, gracias a la  diabólica precisión de los tiros de Wilkinson, quien anotó un total de tres  drops y cinco penales.