Mónica López (18 años, 113 libras).
Es una chica delgada, siempre lo ha sido. Sin embargo, siente que debe cuidar su dieta para eliminar unos rollitos que ha descubierto por allí, en alguna parte del cuerpo. “Hacer dieta no significa dejar de comer, sino alimentarse sanamente. Por eso siempre prefiero comer en mi casa”, comenta y agrega que también preferiría hacer ejercicios, pero desde que estudia en la universidad no tiene tiempo.

Miriam Salazar (19 años, 140 libras)
Ha podido combinar la dieta y el gimnasio. Para lo primero buscó el asesoramiento de un nutricionista, que la sorprendió cuando le dijo su opinión. Para controlar el peso no hay que dejar de comer –expresó el especialista– sino alimentarse cinco o seis veces al día. El truco, le indicó, está en ingerir alimentos balanceados y saludables, como las proteínas animales, que se encuentran en las carnes.

Gabriela Ribero  (24 años, 120 libras)
Asiste al mismo gimnasio que Miriam y ambas disfrutan la hora diaria que hacen de aeróbics. Así busca recuperar el peso que tenía hasta los 20 años, cuando sus 10 años de bailar ballet la mantenían en 110 libras. “Los peores enemigos de mi peso fueron mi ex enamorado y mi trabajo; con el primero, lo que más hacía era salir a comer, y en la oficina una se vuelve sedentaria y es difícil cuidar la alimentación”, dijo.