Pese a que se retiró del fútbol, el argentino continúa en Barcelona.
Desde que llegó al Ecuador el 10 de febrero de 1994 para integrar Barcelona, su nombre e imagen son los más populares del fútbol ecuatoriano.
Es cuestión de hacer una estadística de cuántas entrevistas y fotografías le han dedicado decenas de medios de comunicación en casi ocho años.
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Se trata de Carlos Alejandro Alfaro Moreno, aquel argentino que llegó para enamorarse de una camiseta y de un país.
Aunque el Beto, como muchos lo conocen, se vinculó a nuestro fútbol con la fama de ex seleccionado argentino para el Mundial de Italia 1990, en el que compartió con Diego Armando Maradona, nunca perdió su humildad.
Ahora su nombre está en boga más que en otras ocasiones. ¿La razón? El pasado martes 25 de junio se retiró del fútbol profesional y al día siguiente asumió inesperadamente la dirección técnica de su querido Barcelona. El domingo perdió de visita por 3-2 en su estreno como estratega ante Deportivo Quito.
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Su compatriota Jorge Indio Solari lo reemplazará en el banquillo. Fue el Beto (conocido también por su “avioneta” para festejar los goles) quien lo recomendó.
El amor que Carlos Alfaro Moreno siente por el ídolo del astillero ha cruzado los límites de la pasión en innumerables ocasiones, pese a los problemas con los anteriores directorios del club. A tal punto que pensó en nacionalizarse ecuatoriano en agradecimiento al país que le abrió las puertas.
Para el ex puntero izquierdo de Barcelona, Independiente de Avellaneda es el otro club de su vida.
Carlos Alfaro Moreno, que nació el 18 de octubre de 1964, desarrolló su niñez en el barrio Castelar Ramos Mejía, situado en la zona oeste de su Buenos Aires natal.
Como la mayoría de los niños argentinos soñaba con ser futbolista. Por eso se “hacía la rata” (fuga en la jerga albiceleste) del colegio para jugar en potreros, canchas de césped o de tierra. Cualquier sitio era bueno para patear la pelota.
Su padre, que falleció hace pocos días y llevaba el mismo nombre, siempre lo apoyó junto con Martha Alonso, la madre del ex atacante.
Boca Juniors lo acogió en sus divisiones menores, pero a los 17 años llegó a Platense, club con que debutó en la primera división frente al Racing de Avellaneda.
El Beto nunca quiso identificarse como un goleador, aunque en Barcelona fue el que más tantos registró durante las últimas temporadas (quince en la penúltima).
La siguiente aventura fue Independiente, después militó en el Espanyol catalán y Barcelona de Ecuador, donde alcanzó el título nacional en 1995. Tres años después formó parte del equipo vicecampeón de la Libertadores, tras un paréntesis en América y Atlante mexicano, más Ferrocarril Oeste de su país.
Miguel Ángel Brindisi, técnico argentino subcampeón continental con Barcelona 1990, lo convenció para que fichara por los toreros.
Otro aporte al fútbol ecuatoriano es su escuela de fútbol que lleva su nombre y que está situada cerca de la Av. Juan Tanca Marengo con 400 chiquillos inscritos.
Cuando no está en el fútbol, el rock de su país es otra de sus pasiones. Aunque escucha todo tipo de música, entre sus bandas argentinas constan Serú Girán y Soda Stereo.
Se identifica mucho con los aficionados, tanto que los de la Barra Sur Oscura le dedicaron un afiche que siempre acompaña a Barcelona en todos los estadios del país.
Así es Carlos Alejandro Alfaro Moreno, un argentino que adoptó para siempre el traje de ídolo dentro del ídolo.
Personal
Nació: En Buenos Aires, Argentina.
Fecha: 18 de octubre de 1964.
Estatura: 1,76 metros.
Peso: 175 libras.
Estado civil: Separado.
Hijos: María Florencia y Gonzalo Alejandro.
Su actual compañera: Yesenea Mendoza.
Una virtud: Ser perseverante. Es muy creyente de Dios.
Un defecto: Confiar mucho en la gente.
Comida favorita: El asado.
Colores favoritos: Rojo y amarillo.