Un hombre de fútbol que nació en la localidad popular del estadio Modelo.
El tiempo que tarda en desvanecerse en el aire el humo de media cajetilla de cigarrillos no es suficiente para resumir la vida de Ferdinand Hidalgo Rojas, pero él hace el intento.
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Construye una frase para sintetizar su trayectoria en el deporte ecuatoriano: “De general a palco”. En su relato cuenta que al venir a Guayaquil desde su natal, Bahía de Caráquez, para construirse un porvenir profesional, asistía como buen amante del fútbol al estadio Modelo y “era un hombre de la general, pero en el transcurso de mi carrera me tocó estar en los palcos presidenciales”.
Siempre le gustó el balompié y lo practicó cuando era estudiante de Jurisprudencia en la Universidad de Guayaquil, “era parte del trío defensivo, pero por ‘patucho’, me salí”.
De ahí por una tendencia espontánea se vinculó con la dirigencia en Liga Deportiva Universitaria y en 1964 su figura de directivo ganó fuerza como presidente (por diez años consecutivos) de la Comisión de Fútbol Aficionado de Ecuador. “A mí me parió el deporte amateur y no los clubes o el fútbol profesional”, aclara para justificar su posterior vinculación a la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), Emelec, Barcelona y a la FIFA.
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Cuarenta años en la dirigencia son producto de una carrera bien formada, asegura, “con una imparcialidad para tratar y defender siempre la justicia en el deporte”. Por eso, aunque se identifica como emelecista desde su juventud (incluso fue presidente de la entidad azul de 1988 a 1992), Hidalgo recuerda que el mejor caso que ganó en el fútbol local fue a favor de Barcelona.
En 1971, una impugnación de equipos colombianos a Barcelona por una supuesta mala inscripción del jugador Alberto Spencer, llevó a Hidalgo ante la FIFA y ganó el juicio con el apoyo del abogado Jorge Maldonado y por eso recibió una ovación de hinchas toreros en el estadio Modelo.
Sabe que siempre hay envidia en esta actividad, “con dirigentes que siempre están peleando entre sí”. Sin embargo, él tal vez es uno de los pocos que no tienen enemigos. Las buenas relaciones con todos los directivos de los clubes y asociaciones lo ratifican.
Medallas, diplomas, distinciones, reconocimientos nacionales e internacionales y el nombramiento como miembro honorario de la FIFA son los regalos de la vida que acumula. Pero eso no recompensa la falta de un hijo varón con su compañera de siempre, su esposa Azucena Delgado, a quien conoció desde la época del colegio en Portoviejo.
“Ella es mi amiga, mi secretaria, mi confidente”, así se refiere sobre su señora, mientras deja a un lado su cigarrillo, hace una risa pícara y continúa “y la que me ha aguantado todas mis travesuras”. Tiene hijas mujeres: Sonia (40) y Patricia (32), concebidas fuera del matrimonio.
Finalmente, cambia de tema, exhala el humo y confirma que siempre estará en el deporte, por eso rechazó ofertas de incursionar en la política.
MUY PERSONAL
Ferdinand Hidalgo Rojas nació en Bahía de Caráquez el 27 de marzo de 1929.
Vino a Guayaquil para estudiar Jurisprudencia y obtuvo el título de doctor. Ubicó su estudio jurídico en Boyacá 1325 y Luque. Pero ahora está totalmente vinculado a la dirigencia del fútbol. Ahora tiene la oficina en su casa.
Aunque este año volvió a tomar su maletín para recorrer los pasillos de la Ecuafútbol, luego de la designación notificada en enero pasado como asesor jurídico de esta entidad en asuntos internacionales.