Cuerpo del primer hincha de Emelec dio la vuelta al Capwell.

Ayer se cumplió la última voluntad del hincha número 1 de Emelec, Eduardo Che Pérez Valarezo. Su cuerpo se veló –aunque por unas pocas horas– en el estadio Capwell, al pie de un gran escudo azul dibujado en la pared.

Fue el mismo salón donde se exhibían como en una galería, fotos de él aún en vida con su equipo o con la directiva de la institución millonaria en la época donde Ferdinand Hidalgo era presidente. En otra, junto al ya desaparecido directivo eléctrico Alejandro Ponce, el Che Pérez mostraba su vitalidad, ahora extinta tras el ataque al corazón que sufrió el pasado sábado, a las 01h00.

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Precisamente esa imagen arrancó lágrimas de una de sus sobrinas, que al igual que los ocho hijos del Che, su esposa Sonia, sus hermanos, nietos y otros familiares luchaban con la resignación de verlo dentro de un frío ataúd.

Para no privar a sus compañeros de barra de asistir al clásico de ayer, los parientes de Eduardo Pérez decidieron que el sepelio se realice hoy, desde las 12h0, en el cementerio Jardines de Esperanza.

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Ayer, a las 13h00, sus amigos alzaron su féretro en hombros y lo dirigieron a la carroza fúnebre que contrataron los familiares. Pero cuando la caja con el cadáver llegó a los bajos del Capwell, decenas de hinchas azules aclamaron por él: “viva el Che Pérez”.

Vuelta al estadio
“Que dé la vuelta al estadio” fue la petición que negó varias veces la hija mayor de Pérez, Jackeline (39), quien incluso discutió con algunos de los aficionados eléctricos, que reprochaban la actitud. Pero, finalmente el deseo de todos se realizó: el féretro dio la vuelta al estadio Capwell, al son de un conocido cántico deportivo con los versos: “jamás, jamás te olvidaremos. Fuiste emelecista. Azul de corazón”.

LÁGRIMAS

Eduardo Che Pérez, quien fue el primer hincha en organizar una barra de Emelec, falleció el pasado sábado a las 01h00, a la edad de 66 años.

Los familiares  esperaban la llegada de su hija mayor, Jackeline (39 años), para efectuar el sepelio.

Manuel,  hermano de Eduardo, lamentó que jugadores y directivos de Emelec no se acercaran a dar el último adiós al primer hincha del equipo.

“No era una obligación, pero sí creo que por consideración y nobleza con alguien que quiso mucho a este club del astillero”, comentó Manuel.

Pero luego  de estas frases apareció (ya casi al final de las honras fúnebres) el dirigente de Emelec, Omar Quintana. También dieron el pésame el sábado Leonardo Escobar y Enrique Ponce Luque, presidente del club.

El sepelio del Che será hoy a las 12h00 en el cementerio Jardines de Esperanza (norte de Guayaquil). Así lo informó ayer la familia del hincha millonario.

Los deudos prefirieron hacer una reunión luego del entierro.

Un gran vacío en la barra azul de tribuna

Julio Mariscal, miembro de la Barra Azul del Che.

“No quiero morir en esta última batalla”. Efrén Cárdenas, miembro de la Barra Azul, recordó claramente las palabras que Eduardo Che Pérez mencionó después de decidir no asistir al clásico pasado en el Monumental para evitar los incidentes con la afición de Barcelona.

“Y no fuimos...”, continuó Julio Mariscal porque Efrén no podía hablar más, perdió el tono de su voz al evocar inolvidables momentos junto al  Che acompañándolo en las tribunas del Capwell.

“Él era tan espontáneo. Cuando viajamos nos pagaba todo: la comida, transporte, daba todo por la barra”, relataron Cárdenas y Mariscal, quien en una esquina del salón donde se veló a su amigo se lamentaba por la pérdida.

Pero Eduardo Pérez no desaparecerá. “Lucharemos por mantener la Barra Azul del Che, ese será nuestro tributo”, indicó José Velasteguí, quien recordó que esta semana alistaban con el extinto una nueva bandera de la barra, cánticos y todo para el clásico de ayer, “pero...” (Velasteguí ocultó sus lágrimas, agachando la cabeza).

Ellos están conscientes que se perdió no solo a un gran líder sino a un buen amigo. Y aunque saben que su puesto es irremplazable, reconocen que alguien deberá dirigirlos en el sector de General Gómez. “Puede ser uno de los hijos del Che, Diego o Lucho, también Gonzalo Idrovo, no sabemos”, dijo Cárdenas, quien lleva 20 años en la barra que Pérez fundó en 1979.