Las smarts cities (ciudades inteligentes), como se las conoce a nivel global, se han convertido en un pilar fundamental para el desarrollo ordenado de los países. Estas cuentan con seis dimensiones de trabajo, que son a) Gobierno, b) Personas, c) Calidad de vida, d) Movilidad, e) Medio ambiente, f) Economía. Dentro de las mismas existe una sinergia que permite orientar todos los esfuerzos a que el estándar de vida de la población aumente y mejore.

Veamos algunos aspectos simples de cada una de estas dimensiones que se orientan a ayudar al día a día de los habitantes. En el eje de medio ambiente, existen herramientas que permiten la visualización en línea de la contaminación ambiental, CO2, material particulado, azufre, entre otras, comparadas con el total de la norma. A la vez, permite la visualización en aplicaciones web o en dispositivos móviles el estado de recolección de desechos, planes de tratamientos de residuos, entre otros. Esto genera una estadística de datos que permite a la comunidad evaluar el desempeño de los gobiernos. Por ejemplo, podemos saber cuántos días seguidos hemos sido víctimas de la contaminación de CO2, y con base en esto, poder tomar las medidas adecuadas con las empresas industriales, agencias nacionales o municipales de tránsito, equipamiento de las revisiones vehiculares, entre otras. O simplemente saber en qué día no se cumplió con el servicio de recolección, o si los horarios han cambiado debido al tránsito u otras razones.

Si hablamos de movilidad como una de las dimensiones de las ciudades inteligentes, esta nos permitirá implementar herramientas que fomenten medios alternativos de transporte, por ejemplo las bicicletas, el estado de las estaciones de recogida y entrega, el alquiler de autos, de motos eléctricas, entre otras. También nos permiten tener un estado on line del funcionamiento de la semaforización, la densidad del tráfico, la proyección del mismo, entre otras. Como podemos observar, cada una de ellas va ligada a la aplicación de tecnologías de la información, aplicaciones informáticas y hasta el internet de las cosas en ciudades más desarrolladas. Para el país, se podrían dotar de inteligencia o de recursos a las cámaras del sistema nacional del ECU911, las mismas que permitan un reconocimiento facial y un vínculo con las bases de datos delincuenciales. De esta manera, se podría generar información relevante para mejorar la seguridad del país.

Con excepción de pocas ciudades del país, los municipios pequeños se enfocan en poder estar al día con los sueldos y tener presupuesto para las fiestas locales como estrategia de turismo. Esta realidad debe cambiar, debe existir un plan maestro que rija a todos los GADMES a migrar hacia plataformas sostenibles que se orienten al beneficio popular. Debemos abandonar esta realidad lamentable de ni siquiera poder pagar sueldos atrasados, mediante la implementación de proyectos autosostenibles en caso de que el Estado pierda su capacidad de cumplir las obligaciones. El Ecuador debe cambiar de manera emergente su marco legal regulatorio y sus planes maestros en cada ámbito, ya que no responden a la realidad actual. (O)